Los pecados de Hipólito y Miguel

Alguien comentaba en las redes sociales que si los dos bandos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se han acusado en algún momento de…

Alguien comentaba en las redes sociales que si los dos bandos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se han acusado en algún momento de traición, lo que hay es un “empate técnico”, y lo que procede es que ambos se perdonen y arranquen de cero. El asunto no es tan simple, pero ese “consejo” tampoco luce tan irracional.

Las diferencias lucen tan profundas en este momento, que solo aplicando un “borrón y cuenta nueva” habría posibilidad de un entendimiento entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas.

Los que ven el asunto con objetividad, aun perteneciendo a uno de los grupos, saben de lo que hablo. “Nadie puede decir que está libre de culpa”, me dijo un perredeísta que sigue al MVP, pero que votó e hizo campaña por Papá.

Es cierto que Hipólito no debió mantenerse al margen en la campaña en las elecciones parciales del 2006. Tampoco debió dar declaraciones que sugerían que el PRD saldría mal parado en ese proceso. No debió, en el 2008, como se dice, felicitar a Leonel Fernández por su triunfo antes que lo hiciera el candidato de su partido, porque no le tocaba. Tampoco debió permitir que se le pusieran trabas a algunos miguelistas para que se integraran a la pasada campaña.

Mientras, Miguel no debió firmar el pacto de las corbatas azules de manera individual. El acuerdo debió ser conocido por los organismos del PRD. No debió asumir la actitud de indiferencia en la campaña. Colocar unas cuantas vallas no era suficiente. Tampoco debió permitir que su esposa, a través de Twitter, acabara con el candidato del partido que él preside.

Miguel e Hipólito tienen el gran reto de superar sus diferencias. Y en ese partido, que es de ambos, deberían seguir la consigna de Danilo Medina.

Corregir lo que está mal sería acabar con la lucha grupal. Continuar lo que está bien equivale a mantener la tendencia de mejorar  en cada proceso. Y hacer lo que nunca se ha hecho sería lograr que la institucionalidad, por fin, se imponga en el partido blanco.

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