El presidente Danilo Medina cumplió recientemente un año en el ejercicio del poder y prolonga con el pueblo, una luna de miel que tradicionalmente ha tenido una duración no mayor de tres meses. El presidente y su gestión siguen manteniendo una valoración muy positiva entre los dominicanos, como lo evidencian los últimos resultados de la encuesta Gallup. Estos resultados no solo no tienen precedentes en la historia política del país, sino que lo convierten en uno de los presidentes mejor valorados en el continente, al lograr una opinión favorable del 86% de los encuestados.
Son diversas las razones que podrían explicar este apoyo, entre ellas la percepción de que el actual, es un presidente cercano, de un proceder sencillo y austero, que se distancia de toda una simbología autoritaria y trujillista del ejercicio del poder, a la que los anteriores mandatarios se habían resistido a renunciar. Las visitas a distintos municipios del país para atender las demandas de las organizaciones campesinas, apuntan en esta dirección. A lo anterior se suma la puesta en práctica de un conjunto de políticas públicas en las áreas de educación, la pequeña y micro empresas y la producción agrícola, que buscan dar respuestas a necesidades sentidas durante mucho tiempo en el país.
Sin embargo, los problemas que la gente entiende como fundamentales no solo persisten, sino que la gente percibe que se acrecientan sin que haya la debida atención por parte del Estado. Efectivamente, se cuestionan los pocos avances en los temas de generación de empleos, costo de la canasta básica, seguridad ciudadana, lucha contra la corrupción, energía eléctrica y transporte público. La falta de respuestas por parte del Estado en estas áreas, hace que la base en que se sustenta el apoyo a la actual gestión gubernamental sea muy frágil. De no atenderse estas demandas ciudadanas, muy difícilmente se puedan mantener en el tiempo los resultados que hemos visto esta semana. La confianza que la ciudadanía ha depositado en el presidente Medina, tiene que ser aprovechada para articular voluntades que permitan enfrentar los grandes males que padece la sociedad dominicana y a los cuales hemos hecho referencia. Junto a un presidente con opinión favorable, anhelamos un país que tenga una valoración positiva en los distintos indicadores internacionales en los que hemos sido incapaces de pasar la prueba. Es tiempo de dejar de ocupar los últimos lugares en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el Índice Global de Competitividad y en el Índice de Transparencia. En definitiva, estos son los resultados que queremos ver.
