Los retos de Mariano

Mariano Germán Mejía, el nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), tiene grandes retos que afrontar a partir de su reciente…

Mariano Germán Mejía, el nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), tiene grandes retos que afrontar a partir de su reciente designación.

Por un lado, se estrena en la cabeza de una institución que ha sido objeto de algunos cuestionamientos por fallos dudosos (como el caso de la Sun Land) y de la cual recientemente se dio a conocer un sorprendente estado de mora jurisdiccional por la inmensa cantidad de casos pendientes de fallo que al día de hoy sobrepasa los diez mil expedientes.

En una sociedad en la que los más graves tipos delincuenciales se encuentran muy bien organizados y en pleno apogeo, tiene el magistrado la presión de articular pronto el alto tribunal que constituye la cúspide del sistema judicial y que hoy está conformado en su mayoría por jueces nuevos, debe agilizar el trabajo con rapidez pero con calidad, y tiene además que hacer todo esto con un presupuesto que es a todas luces insuficiente.

Por otro lado, por ser el presidente de la SCJ, Mariano Germán también debe asumir un rol bastante nuevo para el sistema y es la Presidencia del Consejo del Poder Judicial, órgano que al menos técnicamente es independiente de la Corte Suprema.

Y es desde allí que tiene el urgente compromiso de fortalecer la impartición de justicia en el país mediante un verdadero saneamiento del Poder Judicial, que no se limite simplemente a que los jueces con deseos de lucro personal irregular o que se desvían de los preceptos legales “se vayan a sus casas”, sino que muestre ejemplos firmes y claros de que la prevaricación no será tolerada y que será perseguida y llevada hasta las últimas consecuencias.

Pero además de todo lo anterior, tiene Mariano Germán un desafío muy particular: demostrar a los dominicanos que a pesar de sus conocidos vínculos con el presidente Leonel Fernández y el partido de Gobierno tiene la capacidad de desprenderse de sus inclinaciones personales para hacer un trabajo objetivo e imparcial en beneficio de la colectividad y sin reparar en intereses personales.

Por sus indudables lazos con el Primer Mandatario y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), la sociedad civil tendrá toda su atención y sus ojos puestos en el quehacer de este magistrado y por ende tiene él, más que otros, la responsabilidad de hacer una labor transparente y diáfana en la que su independencia sea palpable.

Si no lo logra, será uno más que pasará al recuerdo como otra marioneta desechable movida por los hilos del poder, pero si lo logra, tiene la oportunidad de casarse con la gloria y hacer historia en la República Dominicana.

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