La lucha contra el narcotráfico

El presidente de la República,  Danilo Medina, puso el dedo en la llaga al abordar la lucha contra el narcotráfico en la Cumbre Iberoamericana, cuando se quejó de que los países desarrollados, donde va destinada la mayor parte de las drogas,…

El presidente de la República,  Danilo Medina, puso el dedo en la llaga al abordar la lucha contra el narcotráfico en la Cumbre Iberoamericana, cuando se quejó de que los países desarrollados, donde va destinada la mayor parte de las drogas, “poco o nada hacen para auxiliarnos en esta tarea”.

Con la lucha contra el narcotráfico se repite un viejo esquema que los países occidentales, liderados por Estados Unidos, aplicaron a las naciones bajo su influencia o ubicados en la cercanía de sus fronteras en la confrontación durante la guerra fría.

Entonces, y particularmente en América Latina y el Caribe, Estados Unidos arrastró a todos sus dependientes alineados en la Organización de Estados Americanos (OEA), bajo la bandera del anticomunismo.

Las víctimas las aportaban los países bajo su influjo, grandes y pequeños. Aquella vez ofrecían una perversa asistencia que sólo servía para incubar violencia y opresión.

Ahora el problema es el narcotráfico. Igual lo sufren las naciones más disminuidas, especialmente las que están en ruta del tránsito hacia Estados Unidos. La violencia que tanto afecta a Centroamérica y el Caribe la origina principalmente  el narcotráfico.

Los países desarrollados reclaman programas de persecución e intercepción, pero cada vez la contribución es menor. En la última década, Estados Unidos prácticamente se desentendió de la colaboración para enfocar su atención en su política guerrerista en Irak y Afganistán.

Hay que ser eficientes en el combate de las drogas. No hay más alternativa, porque daña nuestra juventud y corrompe las instituciones. Pero el principal destinatario debería hacer más.

Como dice el presidente Medina, los países de la región invierten cuantiosos recursos que podrían servir para el desarrollo, pero no reciben el apoyo necesario de quienes se supone son los más llamados a enfrentar el mal, toda vez que tienen el mayor mercado de consumidores.

La lucha contra el narcotráfico requiere de otro enfoque. Uruguay se atrevió a dar un paso. Legalizó la marihuana. Un énfasis mayor en educación preventiva en la juventud y la población general, puede ser un camino. Quizás no deje resultados inmediatos, pero a la larga, rendirá sus frutos. l

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