Los esfuerzos de unidad interna en el PRSC han tenido, hasta ahora, dos lunares que desdicen de los propósitos de cohesión reformista: Uno, la conspiración de la que escribí la semana pasada para sacar de juego a Modesto Guzmán, cuyos autores quisieron sacar pie, limpiándose, haciéndole creer al director del Inposdom que el serrucho que le tienen puesto a toda velocidad y potencia no es de su autoría y atribuyéndole al Gordito de Jarabacoa, que anda por otras latitudes persiguiendo metas mayores, la trama develada, para distanciarlo de Guzmán. Y el segundo y más importante lunar, es el huevo cuadrado puesto con la pretendida “expulsión” de Humberto Salazar, pero aprovechando que éste no se encuentra en el país, ya que está en Barcelona tratándose un problema de la córnea de su ojo izquierdo. Salazar es de los gallitos reformistas, con buena presencia mediática y facilidad de expresión, por lo que las gradas se estremecen aguardando su regreso. Cercanos suyos se han limitado a resaltar las coincidencias de que la propuesta sanción contra él fue presentada precisamente por una figura que se opuso a lo interno a la alianza electoral con el PLD (aunque ahora disfruta junto a su consorte de las mieles del poder), de la que Salazar ha sido ideólogo continuado, y que para que haya expulsión, ¡¡¡diiiceeen los estatutos del PRSC!!!, tiene que producirse un juicio disciplinario público, oral y contradictorio. También, no faltan los que opinan que se anunció la supuesta expulsión de Salazar en estos momentos, con la presunta intención de deslucir el Congreso Joaquín Balaguer, para cuya realización y éxito tanto se afanó Carlos Morales Troncoso. Para mañana, está convocada la Comisión Presidencial Permanente del PRSC, en cuya membresía figura Humberto Salazar, que aún no habrá regresado, aunque supe que a su retorno ¡que se preparen! los que quieren hacer leña de él en su ausencia. En otras fuentes reformistas me dicen que los mentores de esta acción ya están reculando porque saben que Humberto no es fácil y que es un guerrero de armas y lengua a tomar. Eso se pone bueno…

En el manejo que la Fiscalía del Distrito Nacional ha dado al acuerdo a que el Ministerio Público arribó con Sobeida Félix Morel hay muchos lunares que deberían ser aclarados. Mi admirada magistrada Yeni Berenice Reynoso, según crónicas periodísticas de la víspera, dice que ha sido ¿ahora? cuando ha conocido el contenido de tal acuerdo, por lo que me queda la intriga de saber cómo pudo cometer el aparente desliz de afirmar, hace ya varios días, que la reclusa Félix Morel no podría ser favorecida con la libertad condicional porque no había cumplido su parte en el acuerdo con la Fiscalía, el mismo pacto que asegura acaba de conocer. Además, en cualquier otra latitud hubiese sido un hecho grave la noticia de que el tal acuerdo fuera puesto en conocimiento de la titular del Ministerio Público en la jurisdicción capitaleña por el abogado de la condenada. Son de las cosas que hacen que uno se siga preguntando con insistencia: ¿cómo es que andan algunas cosas en este país…?

La fuente

Apropósito de la difusión pública, por lo menos de una parte del contenido del acuerdo Ministerio Público-Sobeida Félix Morel, pocos son los que se han preocupado por conocer la fuente en la que abrevaron los medios que ¿se dejaron utilizar? y reseñaron lo que recibieron sobre el documento, responsabilidad que ya “se cuidó” en desmentir que fuera suya el abogado Félix Portes. Los informes que me llegan, en cambio, indican que quien hizo llegar el documento a los medios fue una muy célebre, controvertida, controversial y conocida figura, que además de gozarse la fanfarronería de presumir de muy bien informado, está ligado a intereses que piensan salen beneficiados con lo que se ha difundido. El informante está localizado porque es de los que no se (ha) resiste(ido) a mantener en silencio que él fue quien filtró los datos y en más de un escenario ha estado “echando lico” a sus contertulios. Entre los propios suyos ya comentan que “es que fulano es como el quipe: que no tiene cabeza…”