Maestra por vocación Ve en los resultados su recompensa

Tanto es interesante contar la historia de Annoris Medina como describir las condiciones críticas de la escuela de educación básica en la que trabaja.

Tanto es interesante contar la historia de Annoris Medina como describir las condiciones críticas de la escuela de educación básica en la que trabaja.

Son un reflejo de la triste realidad que persiste en el sistema educativo dominicano: maestros que sortean todo tipo de dificultades y sacrificios personales para educar a sus alumnos en precarios centros.

Fue por su vocación de servicio que Annoris y su esposo, Horfelis Sena, dejaron su casa propia en Hainamosa para mudarse en alquiler al sector Brisas del Este con el propósito de alfabetizar a decenas de niños de allí que no tenían dónde estudiar.

Una hermana de Horfelis que residía en Brisas del Este les comentó sobre la situación de su barrio.  “Nos brindamos de manera gratuita a dar clases porque vimos que había muchos niños sin alfabetizarse que estaban en sobreedad. No reparamos en disponer de nuestro tiempo y esfuerzo para ayudar”, recuerda Annoris, que ahora es la directora de la escuela Manolo Tavárez Justo.

La comunidad reconoce el aporte de Annoris y Horfelis para formar ese centro. Fueron ellos los que gestionaron las primeras sillas y colocaron con sus propias manos el techo de zinc que tiene la casa alquilada donde funciona la escuela. La pareja de esposos es oriunda de La Descubierta, provincia Independencia. Annoris proviene de una familia de maestros. Habla con orgullo de que dos de sus hermanas, tres tíos y tres sobrinas son educadores.

Con mucho sacrificio se tituló de “maestra normal” en la Escuela Normal Superior Urania Montás de San Juan de la Maguana, hace 16 años. Tiene un post grado en gestión educativa y termina una maestría en esa especialidad. Horfelis se formó en la Escuela Normal Félix Evaristo Mejía, de Santo Domingo.

Corriendo por las aulas en las que laboran han visto crecer a sus hijos Naomi, de 10 años, y Daniel, de dos. “La recompensa está cuando vemos que los muchachos que formamos no están en la calle, sino que siguen estudiando, que hay esperanza”, expresa.

Durante dos años la pareja impartió docencia en el humilde sector del municipio Santo Domingo Este sin recibir un centavo, combinando esa labor con su trabajo remunerado como maestros de primaria en otros centros educativos. De eso han pasado ocho años y aún siguen como el primer día su lucha por lograr una escuela digna para Brisas del Este.

Todavía la escuela Manolo Tavárez Justo no tiene un edificio que la aloje. Los pequeños reciben docencia hasta debajo de un árbol, si fuera necesario, con tal de no perder el año escolar.

La casa alquilada, que sus propietarios ya exigen que les sea desalojada, no tiene puertas ni ventanas. Cuando llueve, alumnos y profesores se empapan. Cuando el día es soleado tampoco se puede estar dentro por el sofocante calor en las aulas.

Las paredes sin pañetes están adornadas con murales de cartulina que los maestros han debido pegar con una mezcla de harina de trigo y agua, ya que no soporta otro pegamento. “El que piensa que se va a ser rico con esta profesión, mejor que no estudie magisterio, porque esto es más dar que recibir. Aquí tú lo entregas todo, no hay manera de ganar un centavo que no sea fruto de tu trabajo”, dijo.

A la espera de un plantel escolar que facilite impartir docencia

Mañana inicia un nuevo período escolar y los 800 alumnos de la escuela Manolo Tavárez justo, de Brisas del Este, se preparan para recibir docencia en plena vía.

Los padres colocarán una lona en medio de la calle Proyecto II del sector que cobijará las butacas que ocuparán sus hijos para aprender matemáticas y literatura. Rosendo Mejía, presidente de la junta de vecinos, expuso que han presentado el caso a las autoridades de educación y legisladores que representan a la provincia de Santo Domingo, pero nada se ha hecho.

Denunció que más de 300 niños se quedaron fuera de este año escolar porque la escuela Manolo Tavárez Justo no tiene las condiciones para inscribirlos. “Hace un mes que el Ministerio de Educación prometió que instalaría aulas móviles y todavía no se ha hecho nada. Todos los martes va una comisión al ministerio para insistir a las autoridades.

No nos daremos por vencidos”, sostuvo Mejía. Indicó que tienen identificado el terreno donde se levantaría el edificio, que constaría de dos torres de tres niveles cada una. Los pequeños salen de receso por turnos de 15 minutos porque no hay espacio para que todos disfruten del recreo al mismo tiempo.

Los maestros no cuentan con un escritorio decente, ni con un pizarrón adecuado para su labor.  “La situación es precaria pero hay que hacer el trabajo y hacerlo bien, porque nos pagan para eso”, indicó la directora, Annoris Medina. La Asociación Dominicana de Profesores estima que el 40% de las escuelas del país necesitan ser reparadas.

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