Magaly Pineda, luchadora de la igualdad

En esta semana perdimos a una mujer que se convirtió en un símbolo permanente de la lucha por la igualdad entre los hombres y las mujeres. Una mujer firme en la defensa de sus criterios, implacable en el combate de las ideas, pero sumamente generosa&#82

En esta semana perdimos a una mujer que se convirtió en un símbolo permanente de la lucha por la igualdad entre los hombres y las mujeres. Una mujer firme en la defensa de sus criterios, implacable en el combate de las ideas, pero sumamente generosa en la solidaridad y en la ayuda a sus semejantes. Magaly Pineda es de esas mujeres que marcan la vida. Que con su caminar firme y sin temores, labran los caminos de la historia para dejar huellas inagotables de ejemplo, de militancia, de dignidad, de decoro y de patriotismo.

Magaly caminó la ruta de las lides revolucionarias desde que era una adolescente. Su entrega por las mejores causas de la nación dominicana la llevó a ser una militante de la guerra de abril, cuando todavía ni siquiera había alcanzado la conformación plena como mujer. En medio de esa guerra patriótica de abril de 1965, contrajo matrimonio con quien sería un hombre que le serviría de apoyo y sustento en toda su vida, un hombre, Fafa Taveras, quien, al igual que ella, ha escrito y seguirá escribiendo páginas imborrables en la historia de esta patria nuestra “ubicada en el mismo trayecto del sol”.

Pero la pasión de Magaly fue la lucha por la defensa de los derechos de la mujer. Quienes estuvimos a su lado en algún momento de su vida, estamos conscientes de que la lucha por las mujeres y sus conquistas y derechos alcanzó en Magaly el más alto pináculo en la historia de nuestra nación y de América. Magaly Pineda fue sinónimo de lucha honesta y firme por la igualdad de género. Con justa razón ha sido llamada la madre del feminismo en la República Dominicana. Y es que, ciertamente, a partir de Magaly y del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), la lucha por la igualdad de género en nuestro país tomó una dimensión de alto nivel.

Magaly era sumamente apasionada. No dejaba espacio a la duda en la defensa de sus ideas. Era firma y directa en sus defensas y sus cuestionamientos. En muchos aspectos y momentos de nuestros compartir como amigos y militantes de la causa revolucionaria y de la vida, no compartí sus argumentos ni sus posiciones, pero eso nunca me llevó a dejar de admirar en ella su firme convicción y su ejemplo como defensora de la igualdad de género, en una nación y un continente donde el machismo campea por sus fueros. Salvando los tiempos y las distancias, Magaly era una especie de Che Guevara versión mujer: Firme, militante, luchadora, valiente, visionaria, intransigente en la defensa de sus ideas y sumamente solidaria y humana.

El ejemplo de Magaly perdurará por siempre en los corazones y las mentes de quienes somos partidarios de que no exista desigualdad social ni mucho menos discriminación de las mujeres por su condición de género. Magaly es un modelo de cómo asumir la lucha por un ideal sin temor, con amor, sin dolor y con mucha honestidad. Las mujeres dominicanas y del mundo tienen en Magaly el mejor ejemplo y estímulo para continuar desarrollando una lucha sin descanso hasta alcanzar la igualdad de género y la igualdad social y política de todos los seres humanos del planeta.

En este momento donde nuestros corazones lloran de tristeza por su partida, pero sienten alegría por todo lo que fue su vida, mis oraciones van directas hasta mi hermano y amigo de siempre, Fafa Taveras, hasta sus hijos Sira, Fafico, Marcel y todos los nietos de Magaly, pidiendo a nuestro Dios Todopoderoso que los llene de consuelo y de fortaleza. Y que garantice que todo el amor que había en el corazón de Magaly sea esparcido por ellos hacia todos los que compartimos los sueños, anhelos e ilusiones de esa mujer que sembró la vida de esperanzas.

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