La maldición continúa

Humillación extrema, exterminio absoluto, destripamiento público. Ayer por la tarde los teutones pasaron por el Minerao como un avión bombero alemán cargando armas de destrucción masiva y soltándolas sin creer en nadie. La verdad es que casi…

Humillación extrema, exterminio absoluto, destripamiento público. Ayer por la tarde los teutones pasaron por el Minerao como un avión bombero alemán cargando armas de destrucción masiva y soltándolas sin creer en nadie. La verdad es que casi y me faltan las palabras.

‘Ya no son los magos de antes,’ afirmaba Schweinsteiger por televisión el día antes del partido… ¡Y como se encargó el equipo alemán de confirmárselo! Una ráfaga de 18 minutos impensables, comandados por el acierto sobre el campo de hombres como Toni Kroos y Sami Khedira, entonados y haciendo lo que les daba la gana principalmente durante la primera parte, vio a Alemania irse arriba por cinco goles justo antes de los 30. El show empezó con un tanto de Müller y continuó con sendos goles de Klose, Kroos (2), Khedira y Schurle (2), culminando todo en una masacre que espero hayan visto con mente calma y ojos bien abiertos, porque lo de ayer en Belo Horizonte fue historia.

Si aquella final del Maracanazo marcó a toda una generación de brasileros, provocando una mancha eterna en el récord del pentacampeón, la derrota dejará una cicatriz inolvidable entre las nuevas generaciones que dolerá muchísimo más por estar tan acostumbradas al éxito. Lejos quedan las celebraciones de Bebeto, la finura de Romario, las internadas de Roberto Carlos, la infalibilidad artística de Ronaldo (y su récord como máximo goleador en los mundiales, superado por Miroslav Klose) o los saludos surferos de Ronaldinho.

La verdad del caso es que Lowe y la trituradora alemana escogieron un martes 8 de julio para hacer relleno de salchicha bávara con una Brasil que lleva ya en crisis un buen tiempo. ¡Suenen las alarmas en el Sambódromo!

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas