Maltrato psicológico también es violencia

En este mes de no violencia contra la mujer es necesario enfatizar la lucha contra tan pernicioso delito y hacer hincapié en la necesidad de que se hagan las correspondientes denuncias, por parte de la víctima ode los testigos, de cualquier

En este mes de no violencia contra la mujer es necesario enfatizar la lucha contra tan pernicioso delito y hacer hincapié en la necesidad de que se hagan las correspondientes denuncias, por parte de la víctima ode los testigos, de cualquier forma de violencia.El maltrato físico es el más evidente, pero a veces el maltrato psicológico es tan o más dañino, debido a sus repercusiones en la salud y el estado emocional de las personas.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que el peor aspecto del abuso es justamente la tortura mental. Este maltrato puede causar daños graves a la salud de quienes lo padecen, como la depresión mayor, el trastorno de stress postraumático, entre otras enfermedades corrosivas.

La violencia psicológica es un tipo de violencia que afecta la estabilidad emocional de las personas, causando a la víctima sufrimiento, desvalorización, y luego manipulándula con sentimientos de culpa. Tristemente, se trata de una conducta que abunda en las relaciones de pareja, principalmente por la necesidad del hombre (casi siempre aquel que tiene algún tipo de complejo) de imponerse y mostrar dominio y poder. Sin embargo, por la invisibilidad de este tipo de violencia, no existen registros de ella y resulta más difícil combatirla.

Las estadísticas confirman que la violencia psicológica muchas veces antecede a la física, por la paulatina insensibilizacion del agresor, lo que significa que cualquier signo de ella es una voz de alerta de que pronto viene algo mayor.

Es necesario que las personas identifiquen esta forma de violencia, castigada con prisión y multa en nuestra Ley 24-97 sobre violencia intrafamiliar, y no duden en hacer sus denuncias. Según numerosos estudios, esta modalidad de maltrato suele reflejarse mediante insultos, tono agresivo, humillaciones, poner en tela de juicio la cordura de la víctima, abandono del hogar en parejas, indiferencia emocional, amenazas frecuentes de separación o divorcio, y sobre todo, negación de la violencia y atribución de responsabilidad a la víctima de los episodios de maltrato.

Este tipo de agresor también utiliza como arma habitual la intimidación y suele ser una persona que se irrita con facilidad, lo que no permite momentos de paz a la víctima porque la mantiene en un constante estado de alerta.

Es necesario erradicar de una vez y por todas la nefasta cultura machista y patriarcal de la que esto deriva, en la que algunos hombres son moldeados para dominar y agredir a los débiles, creándoles un velo que les impide ver que a los ojos de la mayoría no son más que puros cobardes.

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