Manifiestos artísticos, (1 de 2)

Los manifiestos artísticos son como los programas de los partidos políticos: mucha grandilocuencia y luego, cada uno a ser lo que es. Son un intento de aclarar las ideas a un grupo que se reconoce como tal, pero que no está ahí. El movimiento…

Los manifiestos artísticos son como los programas de los partidos políticos: mucha grandilocuencia y luego, cada uno a ser lo que es. Son un intento de aclarar las ideas a un grupo que se reconoce como tal, pero que no está ahí. El movimiento más reciente. “El nanaísmo” dice estar inspirado por las vanguardias de principios del siglo XX, y que surge como protesta ante la degradación cultural y, sobre todo ética, de nuestra sociedad actual, y declara que “…no sólo vivimos una crisis económica, sino también de valores…hemos dejado de leer, y tememos al silencio”. Y que para Camus, el hombre rebelde era aquel que sabía decir “no”, cuando es no.

Borges, sin saberlo, definió los manifiestos artísticos como “…un condenado a muerte que bordea un precipicio sin importarle, porque ha renunciado a la vida”. Hacer proclamas y crear dogmas es una forma de suicidio, una renuncia a crear, a seguir por su cuenta en este experimento inacabado que llamamos vida.

Salvador Dalí fue expulsado del movimiento surrealista, como si aquello fuera una dependencia del gobierno y André Bretón su ministro. Todo un acto surrealista en sí mismo. Pero el movimiento Nanaísta ha nacido con un “algo distinto” porque dice cosas como:

  1.  Reivindicamos el surrealismo español. Aunque sorprenda, el surrealismo ibérico hunde sus raíces en el Siglo de Oro español, con la novela picaresca, Cervantes (a través de la dialéctica sancho-quijotesca) y la mordacidad de Lope de Vega, Góngora y Quevedo. Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XX para conocer la segunda cima del género…
  2. Creamos a partir de los Clásicos y la Antigüedad. Como no hemos encontrado la fuente de la eterna juventud, bebemos de Sócrates, su discípulo Jenofonte, Plinio el Viejo y Cicerón. Sostenía alguien que lo clásico era aquello que no se podía mejorar…
  3. Nuestro leitmotiv es la búsqueda, más que la propia conquista (quizás por ello, también simpatizamos con Ulises). Cada mañana, releemos el Mito de Sísifo…
  4. Defendemos los “efectos naturales” por encima de los “efectos especiales”. Por eso, los nanaístas seguimos apostando por el fondo más que por la forma. Por la esencia…
  5. La Tauromaquia es un rito sagrado: la única esperanza de ser libres y la última oportunidad de seguir existiendo…
  6. Una afición por cada sentido y, para nuestro sentido favorito, dos aficiones. Por ello, tenemos el firme propósito de recuperar la idea de “espacio vivo de experimentación de los sentidos”…
  7. Disfrutamos de “La grandeur”, o de lo que queda de ella. Es decir, admiramos la exquisitez y refinamiento de la cultura francesa…

Seguiré con más Nanaísmo, Surrealismo y Dadaísmo en la semana próxima. l

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