Manos de mujer cultivan tabaco y fabrican cigarros

En la siembra, recolección, procesamiento y fabricación, las manos de obra de la mujer artesana se han hecho indispensables. Por causas económicas o por tradición familiar, trabajan para garantizar el placer de fumadores.En todos estos…

En la siembra, recolección, procesamiento y fabricación, las manos de obra de la mujer artesana se han hecho indispensables. Por causas económicas o por tradición familiar, trabajan para garantizar el placer de fumadores.

En todos estos procesos que tienen como objetivo llevar un producto de fina terminación y con calidad garantizada, el toque femenino impone un sello que sustenta la etiqueta de las marcas que están en el mercado. Francisca Paola Paulino pasó por la mayoría de estas etapas hasta llegar a ser una de las profesoras de que dispone el Instituto del Tabaco (INTABACO) para capacitar las artesanas y artesanos que demandan las empresas.

La destreza adquirida en su trabajo le ha permitido viajar a diversos países para exponer el arte de hacer el cigarro. Los confecciona en las diferentes ferias a las que asisten los ejecutivos del Intabaco, Ministerio de Turismo, eventos del IDAC y en algunas embajadas. La destreza de sus manos le ha permitido estar en Alemania, Argentina, Perú, Italia y México, entre otros.

Enamorada de su trabajo
Aunque Francisca Paola es graduada de Psicología, carrera que pagó con lo ganado como profesora de la escuela de artesanos en el Intabaco, aún sigue apegada a este trabajo en que auxiliada de una chaveta le da el toque final al cigarro que encienden los fumadores que saben distinguir calidad.

Antes llegar a sus manos, la aromática hoja pasa por todo un proceso y a José Miguel Jiménez corresponde armar con tripa y capote el producto al que ella le envolverá la capa para luego ser llevado a un proceso de climatización, etiquetado y empaque para que pueda ser adquirido y disfrutado por el consumidor.

De cultivo y fábricas
La escuela para artesanos fue abierta en el año 2005 y desde entonces tiene trabajo constante. Pero antes de elaborar este producto que es de gran consumo en el país y el mundo, hay un trabajo intenso que inicia con la siembra, la recolección, amarrar y colgar en rancho hasta secar, para luego pasar a su clasificación. En todo esto participan activamente las mujeres.

Aunque cuando se habla de tabaco muchos piensan en Villa González, por su eterna vinculación con la siembra y fabricación de cigarros, Tamboril es uno de los pueblos donde mayor cantidad de fábricas existen y en consecuencia hay una tradición en la formación de artesanos que va de generación en generación.

José Estrella, encargado de procesamiento y Eligio Arias, director industrial en el INTABACO, destacaron que aunque hace años la tarea de producción era prácticamente exclusiva de hombres, con el tiempo la mujer se ha integrado, ya no sólo en los campos para recoger y amarrar, o en la clasificación de la hoja, sino en la confección y detalle final del producto.

Resaltaron además que el producto que se elabora en la escuela artesanal de la institución no tiene fines comerciales, pero es de excelente calidad, ya que se guardan todas las normas para garantizar.

El tabaco genera empleos y trae divisas al país

Recientemente, el director ejecutivo del Instituto del Tabaco (INTABACO), Juan Francisco Caraballo, indicó que la industria del tabaco tiene un gran impacto económico, social y turístico en la República Dominicana, de cuya actividad viven alrededor de 350 mil personas de manera directa e indirecta. En ese sentido, explicó que la producción nacional constituye una dinámica industria diseminada en todo el país que genera divisas estimadas en 700 millones de dólares cada año.

 

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