En Martín García los hornos de la producción se apagaron

Guayubín Monte Cristi.- Los hornos que eran usados para calentar el tabaco en la comunidad Martín García dejaron de arder hace muchos años. Aquí la producción de ese rubro se fue al suelo y los terrenos que se emplearon para…

Guayubín Monte Cristi.- Los hornos que eran usados para calentar el tabaco en la comunidad Martín García dejaron de arder hace muchos años. Aquí la producción de ese rubro se fue al suelo y los terrenos que se emplearon para esa actividad están ociosos en su mayoría.

A Martín García, perteneciente al municipio Guayubín, provincia Monte Cristi, se le ha considerado una zona agrícola, tabaquera y ganadera, sin embargo, por el panorama que actualmente impera aquí, algunos de sus residentes plantean que parte de esas características se perdieron. En la comunidad había cerca de 60 productores de tabaco. Uno de ellos, el que posiblemente tenía la mayor cantidad de terreno sembrado, era Marcelo Núñez, que cultivaba unas 500 tareas.

De esos predios de Núñez se extraía una cantidad tan importante de tabaco que alcanzaba para dinamizar la economía del lugar, con la colocación de hombres a sembrar las plantas, otros a cosechar, unos a trasladar las cargas al hombro y en carretas a los centros de acopio, algunos a cuidar los hornos y un grupo de mujeres a amarrar los andullos.

En la finca de Marcelo Núñez había 23 ranchos donde se guindaba el tabaco y se preparaban los serones. “Cuando yo iba a pagar, eso era como un día de juicio. Se movían entre 150 mil y 300 mil pesos entre todos los trabajadores. Incluso, yo cogía los pesos menudos que sobraban y los repartía”, recuerda el productor, cuando habla de aquellos tiempos de bonanza en Martín García.

¿Qué proponen ahora?

En Martín García la situación comenzó a “ponerse fea” entre 1996 y 2001, cuando la compañía que financiaba a los tabaqueros decidió retirarse de la actividad. Las tierras están ahí, por tanto, el planteamiento casi generalizado es que ese recurso debe aprovecharse. “Estoy seguro que algunas personas están dispuestas a volver a sembrar tabaco, pero otros están interesados en otra cosa”, sugiere Rafael Rodríguez Peña, cuando se refiere al tema.

Hacer eso que plantea no es tan fácil. En la Línea Noroeste, donde está enclavada la comunidad Martín García llueve poco en el año y eso tiene un impacto negativo. Para irrigar las tierras hay que hacerlo con maquinarias y estas usan combustibles cuyo costo es elevado. Para poner las tierras a parir se requiere dinero y los antiguos productores aseguran que no lo tienen. Es ahí donde quieren la intervención del Estado a través de una de sus agencias.

Esperanzas de que eso ocurra no tienen muchas, asegura Rodríguez Peña, mientras conversa debajo de una mata de mango del patio de la casa con un equipo de elCaribe.

Enseguida sustenta esa opinión. “El Ministerio de Agricultura no ofrece siquiera un tractor para uno arar la tierra y las veces que lo ha hecho, en el pasado, ha habido que pagar para eso”. Antes, este productor sembraba 30 tareas de tabaco, actualmente tiene apenas seis sembradas de yuca. Su bolsillo no aguanta para involucrarse en una cantidad mayor.

El ciclo de producción del tabaco que  le gustaba sembrar a Rafael Rodríguez era de unos cuatro meses. Empezaba en noviembre y entre marzo y abril finalizaba. Ahí comenzaba Rafael a “mover el dinero”. Los cortes del tabaco se realizaban cada ocho días. Eso era posible porque cada mata de tabaco echa entre 16 y 20 hojas, dependiendo de la variedad, y cada hoja significa una cosecha porque todas no crecen al mismo tiempo.

“El tabaco se secaba con candela, pero la candela no la aportaba la compañía que nos financiaba y a la que le vendíamos, sino nosotros, comprando gas caro para los hornos”, rememora Rodríguez Peña en la conversación. l

CONOCEDORES DEL TEMA

Marcelo Núñez
PRODUCTOR AGRÍCOLA

“Cuando aquí había buena producción, podemos decir que la comunidad vivía alborotada, pero de forma positiva. Aquí había un movimiento bueno de dinero, se beneficiaban los colmados, el que vendía la comida, el que vendía los productos  químicos y todo el que necesitaba trabajar. Eran buenos tiempos”.

Domingo Tavárez
Agricultor
“Por suerte que al caer la producción de tabaco por aquí, algunas personas que tienen hijos afuera reciben algunos chelitos. Como éramos muchos productores algunos pudieron comprar sus vaquitas y dedicarse a cuidarlas. Con estos combustibles tan caros hoy día no es tan fácil labrar la tierra, aunque hay deseos de hacerlo”.

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