Más allá de la Semana de la Educación Vial

Desde hace siete años, el Gobierno dominicano celebra la Semana de la Educación Vial, que busca promover una cultura de educación y conciencia social para mejorar el comportamiento ciudadano en las carreteras y avenidas.En todos los…

Desde hace siete años, el Gobierno dominicano celebra la Semana de la Educación Vial, que busca promover una cultura de educación y conciencia social para mejorar el comportamiento ciudadano en las carreteras y avenidas.

En todos los pueblos y ciudades, las autoridades desarrollan un amplio programa de actividades que incluyen conversatorios con conductores y sectores interesados en revertir las escalofriantes cifras que sitúan los decesos por accidentes de tránsito entre las primeras causas de muerte en República Dominicana. Seguimos ocupando, a escala mundial, el segundo lugar con más muertes ocurridas por accidentes de tránsito, con la para nada envidiable posición de 41.7 muertes por cada cien mil habitantes. El dato resulta alarmante en un país donde la compra de carros y motocicletas tiene una gran
demanda, lo que contribuye a aumentar sustancialmente el parque vehicular.

Datos de la Dirección General de Impuestos Internos indican que hasta el 2015 en República Dominicana había un millón 946 mil 594 motocicletas, equivalente al 53.9% del total de vehículos existentes en el país. Esta cifra explica, en gran medida, por qué en los reportes oficiales sobre accidentes de tránsito las motocicletas superan por mucho las colisiones con otros tipos de vehículos.

El pasado año, el Observatorio de Seguridad Ciudadana registró mil 946 decesos por accidentes de tránsito. Y hasta mediados de este año, más de 800 personas habían muerto por esta misma causa, el 90% por imprudencias de los conductores, según señaló la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET).

Estas estadísticas, además de información importante para medir el impacto de este flagelo, deberían llenarnos de horror, al saber que cada día perdemos a uno de los nuestros, en cualquier parte de la geografía nacional.

Y sin embargo no es así. El terror sigue en las carreteras y las acciones para enfrentarlo resultan insuficientes. Apoyaré siempre las medidas tendentes a mejorar el bienestar de los dominicanos, máxime si está de por medio el tesoro más preciado que pueda tener un ser humano, que es la vida.

Pero más allá de esta Semana de Educación Vial, debemos concentrarnos en corregir distorsiones que en cierto modo contribuyen al mal de fondo. Y cito: la extensión de horarios para venta de bebidas alcohólicas en temporada navideña; la benignidad del castigo para el que mata conduciendo borracho o por conducir de forma temeraria, los mil y un rodeos para despojar definitivamente licencias a ciudadanos no aptos para conducir.

Hace falta más. 

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