Mayobanex Vargas es el último de los héroes dominicanos de la expediciones del 14 de junio de 1959, cuando un grupo de patriotas e internacionalistas llegaron por Constanza, Maimón y Estero Hondo para iniciar un movimiento armado con la misión de derrocar a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.
Es simple hablar de la heroicidad de una persona, pero pensar en lo que significó su acción, en tiempos durante los cuales en la República Dominicana no se movía una hoja sin que los servicios de inteligencia lo supieran, era, más que un arrojo, entregarse por completo a un ideal.
Con una población rural sometida al terror, seguidora de un régimen opresivo que lo controlaba todo, que vigilaba sistemáticamente todos los movimientos de las personas (hasta mudarse de un poblado a otro sin previa autorización estaba prohibido), sublevarse constituía un salto a la gloria, un sacrificio.
Atreverse a lanzarse a una aventura militar contra un régimen que para esos tiempos tenía unas poderosas fuerzas armadas bien equipadas constituía una determinación profunda, una valentía inconmensurable, porque era una consciente decisión de vencer o morir.
En esas condiciones es que Mayobanex Vargas decide sacrificarse, dar su vida. Logró sobrevivir, por su arrojo, por el conocimiento que tenía de la zona donde operó, hasta encontrar refugio en su Vega Real.
Su valor, su sacrificio, orlados posteriormente por su integridad, su sencillez, siempre ejemplo de ciudadanía lo convirtieron en un héroe del coraje y de la vida.
Formó parte de la pléyade de hombres y mujeres que hoy se conocen como parte de la Raza Inmortal, esos luchadores de finales de la década del 50 del siglo pasado que se desprendieron de todo para devolver la libertad a los dominicanos.
El pueblo dominicano debe agradecer eternamente el sacrificio de Mayobanex Vargas y sus compañeros.
El duelo decretado por el gobierno nacional por su pérdida debe ser completado por la academia. Que en las aulas se hable de la vida de este hombre y de todos sus compañeros. De cómo su ejemplo sirvió para encender la llama de la lucha por el fin de la tiranía de los Trujillo.
Paz a sus retos y solidaridad con su familia.
