La pasada semana le reconocíamos a la sal todas su virtudes en la fisiología humana, pero estamos conscientes de que produce otros efectos no saludables en un grupo de seres humanos que tienen una condición de salud previa.
La ingesta de sal, más allá de la que realmente necesita nuestro cuerpo, se puede convertir en un detonante para aquellos que sobrepasan los 50 años y les acompañan algunos factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial elevada, la diabetes y la obesidad.
La dieta de hoy, con predominio de comida rápida, alimentos poco saludables, así como las sobrecargas de carbohidratos, convierten a la sal en un detonante y descontrol de la hipertensión arterial.
Ya algunos países como México desarrollan una campaña que promueve la desaparición del tradicional salero de la mesa de los hogares y restaurantes.
La propia Sociedad Dominicana de Cardiología recomendó recientemente algo similar.
Definitivamente, una dieta frugal acompañada de vegetales ricos en potasio bloquea en cierta forma la absorción de sodio en nuestro tubo digestivo.
Si usted es hipertenso y le acompañan además factores de riesgos cardiovasculares, manténganse alejado de todo aquello que sea rico en sodio y más aun, del salero en su mesa. l
