Un buen comportamiento, siempre merece un gran respaldo. República Dominicana tiene una tremenda oportunidad de retribuir parte de lo que la selección nacional femenina de voleibol nos ha dado en estos últimos años, incluida esta reciente clasificación para los Juegos Olímpicos de 2012.
Lo de Tijuana, México, fue otro de los tantos momentos gloriosos de esta representación. Fue la confirmación de una verdad que pocos le dan la importancia que merece: República Dominicana es una potencia en voleibol.
La mejor muestra de respeto, cariño y admiración la podemos dar cuando ellas, por suerte, jueguen una pata del Grand Prix Mundial del 8 al 10 de junio en el país, después de una ausencia de siete años.
Hay que abarrotar esa cancha, hay que hacerles ver a esas 12 portentas del deporte que son nuestro mayor orgullo y nuestra más grande esperanza cuando se habla de deporte de conjunto, con el perdón de nuestra querida selección de basket y el no menos célebre equipo de béisbol. Para demostrar lo anterior, logros hay como arena en el mar. Es un equipo que ya atravesó por el normal proceso de relevo generacional y, aunque al principio flaqueó, la nueva generación llegó y se estableció con ímpetu grandioso.
Milagros Cabral, la veterana salidora del equipo, se retira tras las Olimpíadas. Esa es otra valiosa razón para llenar esa cancha. Ella le dio 16 años de su vida al equipo nacional y por cierto tiempo se mantuvo como una de las mejores en el planeta, así que hay que hacerle ver que eso tiene un significado enorme para nosotros. Igual que Milagros, muchas de estas jugadoras han postergado sus anhelos como mujeres que son y se han casado con el deporte y los sacrificios que eso implica. También eso debe motivarnos para llenar esa cancha.
Anótelo
El regreso de Al Horford nos llena de felicidad y es buena noticia para nuestra selección de baloncesto…Es penoso ver el derrumbe de los Bulls de Chicago por las lesiones…Joakim Noah tampoco jugará el quinto partido ante Filadelfia…Manuel Fortuna, Juan Coronado y Franklin Matos, una pesadilla para el Plaza Valerio en Santiago.
