Miedo al desempleo, a fracasar, a fallar, a la soledad, al desamparo de cualquier naturaleza, al dolor. Esos u otros temores pudieran paralizarnos de accionar hacia conseguir lo que realmente queremos o romper con lo que no queremos. Cada quien es “yo y mis circunstancias” pero Dios nos reta a que el miedo no nos encadene; la fe no comulga con el temor sino con el coraje y el valor. El miedo determinó las acciones y decisiones que prohijaron las coyunturas más negativas de mi vida. En cambio, las más enriquecedoras han sido el resultado de aquellas donde primó fe, confianza en mí misma y esperanza. La lección categórica es “pato o gallareta” pero siempre, sin miedo.
No miedo (2)
Miedo al desempleo, a fracasar, a fallar, a la soledad, al desamparo de cualquier naturaleza, al dolor. Esos u otros temores pudieran paralizarnos de accionar hacia conseguir lo que realmente queremos o romper con lo que no queremos. Cada quien es…
