El tiempo no pasa, da vueltas, dijo el Gabo, y América Latina es de nuevo destino de ciudadanos europeos huyendo de la calamidad, con la diferencia esta vez de que no hay belicismo como razón de fondo.
Españoles, franceses, ingleses, enfilan hacia Suramérica y el Caribe en pro del bienestar que la crisis económica europea les niega. Esta actual oleada de migración europea hacia la América hispana debiera definir, de una vez por todas, una visión más empática del emigrante en el viejo continente. La lección es simple: que una vez superado el tiempo de vacas flacas y Europa recuperado su esplendor, seamos nosotros tan bienvenidos allá como acá lo son ustedes siempre, en malas o buenas.
