La misión del PLD

El Senado de la República aprobó el proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos para 2014 en un ambiente agitado, si se considera que 31 de los 32 legisladores son del partido de gobierno. El argumento de quienes emitieron un voto crítico &#8230

El Senado de la República aprobó el proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos para 2014 en un ambiente agitado, si se considera que 31 de los 32 legisladores son del partido de gobierno. El argumento de quienes emitieron un voto crítico  fue que la pieza no recoge las aspiraciones de las comunidades que representan.

Eso es comprensible, pero quizás haya otros ingredientes no manifiestos. El partido de gobierno no tiene oposición. La más importante está fraccionada en muchos pedazos, y las críticas escasamente perceptibles vienen de los medios de comunicación. La administración del presidente Danilo Medina marcha con mucha aprobación, por no decir sin cuestionamientos.

Al margen de la formalidad que entraña la separación de los poderes en la institucionalidad dominicana, es un factor a ponderar la gravitación peledeísta en esas instancias. Todo ello supone una grave responsabilidad de los dirigentes oficialistas.

¿Puede esa realidad empujar al PLD a gobernar  a su acomodo, darse el lujo de adelantar una lucha interna por la nominación presidencial, con varios gallos destapados y otros que observan, lo que no significa que no estén accionando, preparándose para entrar en escena? El panorama y la historia debían conducirlos a ciertas reflexiones.

La campaña interna en ese partido no será proclamada sino bien entrado el 2014 o probablemente en 2015, pero ya vemos los adelantos, lo que sugiere que se sienten solos en el play, y tienen que organizar partidos de entrenamiento, entre ellos mismos, lo que en el caso de la política, que no es lo mismo que la pelota, tiene sus riesgos.

Ya algunos especialistas están haciendo adivinanzas y algunas de ellas incluyen una división. Una separación material no resulta tan predecible. Los peledeístas han logrado implantar una cultura orgánica con mucho sentido práctico en la que sigue predominando algún nivel de centralismo democrático, sobre la base de reglas de juego colaterales y elementos fácticos de gobernabilidad interna. Algo encomiable, pero la misión del PLD ahora es gobernar, y hacerlo bien.

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