Moca, la capital de la provincia Espaillat, es una de las fuerzas motoras de la región del Cibao, y en cada coyuntura clave de la República, sabe dar respuestas. Sus hijos, en cualquier esfera o escenario, toman las iniciativas convenientes al bien común.
Ante la espiral de violencia que padecen los pueblos de la Nación, un grupo de jóvenes y comunitarios que se identifican como Los Peregrinos, promueve una Navidad sin violencia.
Y han buscado una forma muy bonita de hacerlo. Organizan una jornada de cambio de armas por canastas navideñas. El eslogan es sugestivo: “Ven y cambia tu chagón, puñal o machete por una canasta navideña”.
La actividad está prevista para el 14 de diciembre y constituye un grito esperanzador contra la violencia, que debía ser imitado por los ciudadanos en todo el país. Y la época de fin de año es una magnífica oportunidad para ello.
Ese mismo temperamento anima a los mocanos en su viejo reclamo de que la cárcel 2 de Mayo sea cerrada y su local convertido en un centro de regeneración, ya para la formación de jóvenes, o como centro de cultura.
Esa cárcel, que es parte del viejo sistema, amontona a los presidiarios en las peores condiciones. Es al mismo tiempo un foco de degradación ambiental para los mocanos en general, y en particular, para los vecinos más cercanos.
Las autoridades están convencidas del malestar que genera el recinto, bajo administración militar. De hecho, pensaron que podían dejarla en el pasado, pues construyeron una modelo en la comunidad de La Isleta.
Pero es que el incremento de la delincuencia ha desbordado las cárceles. Y las autoridades no han respondido con la celeridad debida. El recinto bajo el Nuevo Modelo de Gestion Penitenciaria de La Isleta está repleto, lo mismo que Rafey de Santiago.
La solución sería construir otro centro de reclusión en la región Norte, bajo el nuevo modelo, que permita crear las condiciones para cerrar la 2 de Mayo, como piden los mocanos y como desean la Procuraduría General de la República y los regentes del nuevo sistema carcelario.
