La vitamina D, hasta hace poco, su importancia en el cuerpo humano se limitaba a su gran papel en la fijación del calcio en los huesos y para evitar el raquitismo en los niños.Las fuentes que ofertan vitamina D son diversas, predominando los rayos solares, los alimentos derivados de la leche y los aportes de algunos alimentos preparados.
Aunque lo más importante hasta hace poco tiempo había sido garantizar los aportes de vitamina D en los niños para su desarrollo óseo y para evitar la osteoporosis por la falta de fijación de calcio en los huesos en las mujeres, a este elemento se le reconocen funciones importantes adicionales.
En la última década, la vitamina D ha demostrado participar activamente en diferentes procesos, lo cual le ha concedido virtudes hasta entonces desconocidas como su papel en la prevención del cáncer de próstata, colon y mama. Sin embargo, en contraposición a estas bondades, sus niveles elevados están relacionados con la incidencia de cáncer de páncreas.
Pero lo último y que aun necesita de evidencias científicas más relevantes es su probable papel en el envejecimiento de la especie humana. Es un hecho que los fragmentos distales de nuestros cromosomas conocidos como telomeros, su acortamiento presagia el proceso de envejecimiento y algunos pregonan la capacidad de la vitamina D de alargar esas estructuras proteicas con lo cual estaríamos hablando de prolongación de la vida más allá de las expectativas actuales.
Definitivamente, necesitaremos de más evidencias para poder reconocerle a esta insigne vitamina su capacidad de ser parte de la fuente de la juventud.
