Monseñor Agripino y el aumento salarial

Una de las virtudes de monseñor Agripino Núñez Collado es su olfato para descifrar la realidad de nuestra sociedad. Ha desarrollado ese don en su máxima expresión. Lo equiparo al profesor Juan Bosch y a don Rafael Herrera. Por ello debemos darle&#823

Una de las virtudes de monseñor Agripino Núñez Collado es su olfato para descifrar la realidad de nuestra sociedad. Ha desarrollado ese don en su máxima expresión. Lo equiparo al profesor Juan Bosch y a don Rafael Herrera. Por ello debemos darle mucha importancia a lo que expresa, que puede ser considerado una profecía.

Desde hace días, los representantes de nuestros trabajadores amenazan con irse a la huelga en caso de que no se produzca un aumento salarial. Podríamos alegar que este tipo de advertencia es común cuando de negociaciones se trata, pero es innegable que ha transcurrido mucho tiempo sin un necesario aumento salarial. Esto puede provocar un rompimiento de las relaciones armoniosas que durante décadas han tenido nuestros trabajadores y empleadores, lo que nos ha permitido mantener una apreciable paz laboral.

Existe un gran abismo entre el salario mínimo y lo que cuesta la canasta familiar. El salario, según el artículo 192 de nuestro Código de Trabajo, es la retribución que el empleador debe pagar al trabajador como compensación del trabajo realizado.

Nuestro salario mínimo es de RD$11,292, pudiendo en muchos casos ser menor, dependiendo del capital de la empresa. ¿Y cuánto necesita una familia para vivir dignamente? La respuesta es alarmante. El Banco Central, en marzo de este año, estableció que la canasta familiar promedio era de RD$27,689.88 al mes.

Generalmente se determina tomando en cuenta 305 bienes y servicios que representan el 90% del consumo de los hogares dominicanos, al igual que los gastos de alimentación, transporte, vivienda, salud, educación y telecomunicaciones.

Hace meses, el presidente Danilo Medina, de forma responsable, se pronunció al respecto. Cito: “La gente con el nivel de ingresos que tiene no puede llevar una vida digna, a nivel de las principales economías mundiales, no pueden, por eso es que la gente siente que todo está caro. Con 10 mil pesos no se vive en este país. Más del 68% de las personas que tienen salarios, no ganan 10 mil pesos, más del 80% de la gente que tiene un salario no gana 15 mil pesos”.

Por ello se entiende la posición de nuestros trabajadores. En ese tenor, monseñor Agripino Núñez Collado acaba de alertar a nuestros empleadores en el sentido de que deben ser los más interesados en que no se produzca una huelga nacional, donde las protestas nunca son pacíficas, por lo que deben llegar a un acuerdo con relación al aumento salarial.

Escuchemos al religioso que sabe lo que dice. Convoquemos el diálogo tripartito (Gobierno, trabajadores y empleadores), y busquemos una solución que beneficie al trabajador y afecte lo menos posible al empleador. Eso se puede lograr. Los precedentes abundan.

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