La moralidad de la nueva época dominicana

I.- Un cuerpo social enfermo y los causantes de su enfermedad 1.- Un cuerpo social expresa sus quebrantos de diferentes formas; a veces la enfermedad se hace tan evidente que no requiere de un examen profundo; sus signos revelan…

I.- Un cuerpo social enfermo y los causantes de su enfermedad

1.- Un cuerpo social expresa sus quebrantos de diferentes formas; a veces la enfermedad se hace tan evidente que no requiere de un examen profundo; sus signos revelan la profundidad, el alcance de la lesión. La indisposición, las dolencias de una comunidad enclenque no hay que tocarlas, porque sin entrar en contacto, su podredumbre, el mal olor anuncia, indica que estamos ante una colectividad en estado grave de pudrición.

2.- Un ejemplo vivo de lo que es un medio social enfermo incurable, lo es el dominicano, porque sus males no tienen cura; le es imposible reponerse, no hay medicamentos que hagan posible su restablecimiento. Lo que se ve es un paciente cada vez empeorado y sus dolientes limitarse a lamentarse por ser los culpables de los males que aquejan a su paciente.

3.- Resulta atinado precisar que los apenados por el moribundo cuerpo social dominicano, no son muchos, porque no son otros que los grupos aprovechados del sistema que con su comportamiento rapaz, insaciable y pecaminoso lo han contagiado de tal forma que ha llegado a la situación calamitosa que se encuentra hoy.

4.-Los apesadumbrados por lo podrido del ambiente en que vivimos, lo enfermaron de inmoralidad, deshonestidad, de vicios propios de clases sociales que en forma desenfrenada han olvidado todo lo que significa decencia, honorabilidad y demás virtudes que adornan al ser humano.

5.- El objetivo de este escrito no es identificar a los aprovechados y causantes de la pudrición del cuerpo social dominicano, sino destacar la gravedad, lo hondo, hasta dónde ha calado la descomposición, el deterioro de lo que se conoce como decadente sociedad dominicana.

II.- Enfermedades propias de un sistema afectado

6.- Los ideólogos del sistema que impera en nuestro país han sembrado en la conciencia de nuestro pueblo, la idea de que la sociedad donde vivimos está afectada por algunos males sociales, como corrupción, prostitución, miseria, hambre, desempleo, analfabetismo, etc. Pero la realidad es que los vicios que corroen, este medio no pueden ser individualizados como sectoriales, algo excepcionales, raros, extraños, como una irregularidad, no sistémica.

7.- Para entender la degeneración del comportamiento social del dominicano de hoy, la generalización de sus inconductas, basta con tomar en consideración su frecuencia y la asimilación y aceptación de los mismos por amplios segmentos de la sociedad. La tolerancia a lo indecente está, algo así, como formando parte de la cultura nacional, la procacidad es una diversión para quienes la disfrutan con delicia.

8.- La generalidad de la población de un país que hace suya una forma de vida, la convierte en costumbre por aceptación voluntaria, sin distinguir que sea para bien o para mal. La manía condiciona el cerebro de la especie humana, sin importar su edad o ubicación de clase social. De ahí que factores distintos intervienen en sus actuaciones.

9.- Sin hacer mucho esfuerzo comprobamos el cambio que se ha efectuado en amplios segmentos de nuestra sociedad desde el punto de vista conductual, la cual se ha modificado siguiendo la alteración socioeconómica del ordenamiento sistémico que se ha hecho dominante.

10.- La forma de una persona comportarse no es una cuestión hija de las circunstancias, sino el resultado de la influencia de su medio social en una época determinada; entraña asimilar el proceder de los demás y hacerlo suyo, aunque encierre obrar lesionando a terceros.

11.- Confirmamos la transformación de conducta generalizada con la aceptación que hacemos de las actuaciones de nuestros semejantes, a la que nos supeditamos en forma complaciente por el acondicionamiento. Se efectúa un sometimiento por influencia de convivencia, por la permanencia en el mismo medio social.

12.- En los integrantes de la sociedad; lo usual en las actuaciones contribuye a la fijación de hábitos que llegan a dominar la mente. De ahí que decimos que en tal o cual país han adoptado como regla general una forma de proceder; que por costumbre los nacionales de una comunidad se han habituado a aceptar como regla general o común semejante proceder.

III.- Ejemplos vivos de la nueva moralidad

13.- Desde el punto de vista filosófico, la ética normativa y la teoría de la moral son inseparables entre sí; la ética es la ciencia, la teoría de la moral y de la moralidad. Pero no es cuestión de recurrir al campo de la filosofía para explicar y hacer comprender como el ordenamiento social bajo el cual estamos viviendo impone su moral al pueblo dominicano.

14.- Tiene más valor un yo lo vi para el convencimiento del ser humano, que un millón de me dijeron; la práctica es más convincente que la teoría. Los ejemplos vivos tienen más significación que la especulación para explicar la existencia de un fenómeno social.

15.- La forma de nuestro proceder hoy, con relación al de ayer, a tres o cuatro generaciones de dominicanos y dominicanas nacidas anteriormente, les resulta fácil comprender el cambio de conducta operado. El conducirse de una población sirve para marcar un periodo de su existencia como nación.

16.- El médico que practica una cesárea sin necesidad, sólo por conveniencia económica, cumple con su ética, con lo que le dicta su conciencia, ejecuta el ideal de hacer dinero y honor a su moral profesional acorde al sistema.

17.- El comerciante que hace del contrabando una forma normal de actividad comercial actúa en los marcos del lícito comercio, acto no censurable en los lineamientos moralistas sistémicos que tiene la mercancía dinero como símbolo de expresión de grandeza.

18.- Procede moralmente el político del sistema al comprar votos para que su partido gane las elecciones, y así, mediante métodos ajustados a su criterio de decencia mercurial, legitima las instituciones del Estado que sirve de soporte y garantía a las clases dominantes.

19.- El abogado con buen nombre, y que bien rápido resuelve, es el que comparte sus honorarios con el juez venal. Ambos se identifican, con toda justeza, como ejemplos de la honestidad matizada por la nueva moral profesional que no toma en cuenta a los talentosos letrados y juristas apegados a la legalidad, el derecho, la justicia y la ética profesional añeja.

20.- Nada vale al intelectual culto, instruido, si decide hacerle honor a los principios de honestidad y decoro que en el pasado aprendió y juró honrar. Para ser bien visto y tomado en cuenta debe ligarse con el hampa política y armarse ideológicamente de la moral del sistema que le manda a vender su talento y justificar lo ilícito aunque refrendarlo le repugne en su originaria conciencia.

21.- El chofer o conductor de un vehículo de motor era, ayer, un individuo respetuoso de las reglas de tránsito y la vida del peatón; ya hoy no respeta norma ni seguridad personal, porque cada quien hace lo que decide su conducta, la que perfectamente se adapta a la sociedad de ahora.

22.- En la norma de decencia del pasado, el ciudadano se sentía orgulloso de ser reconocido como honorable por sus conciudadanos; ahora se cree elevado por el dinero, aunque lo haya obtenido mediante el robo. Ser deshonesto, ladrón, corrupto, se acepta como una condición de habilidoso, no como una tacha.

23.- El béisbol fue en nuestro país un sano pasatiempo familiar donde, por ejemplo, en Santiago los fanáticos se divertían con los bailes de El Guayaberudo, sobre el dugout de las Águilas Cibaeñas. Pero hoy, las exhibiciones que hacen Las Aguichicas despiertan todas las inocencias juveniles, porque para muchos padres de familia los ritmos que salen de las cinturas de las bailarinas cuadran con la educación sexual adecuada para despertar las futuras experiencias.

24.- La libertad de que disfrutan los adolescentes en los pijamas party retratan de cuerpo entero la liberalidad de los padres para con sus descendientes. El relajamiento de la disciplina se extiende hasta el derecho de niñas y niños al disfrute tranquilo al margen de la vigilancia de los progenitores.

25.- En la actualidad, sustraer fondos públicos no constituye una afrenta, sino una forma normal y moralmente aceptada de enriquecimiento. Robar fue una inmoralidad ya superada por el tiempo; ha caído en desuso porque en el código de la ética actual apoderarse de lo ajeno no quita mérito, sino que motiva reconocimiento.

26.- En el reglamento de moral y cívica que rige el actual proceder de nuestro pueblo, resulta muy provechosa la mañosería de quienes bien la han asimilado para su sinvergüencería por conveniencia, que está justificada por la moral que guía las actuaciones propias del presente moralismo acomodaticio.

27.- La rectitud del nuevo ente social dominicano, ejemplo vivo del predicador moralizador renovado, la comprobamos con el criterio que tiene de la solemnidad, la que pone en práctica al momento de proceder a despedir a un querido difunto mediante un bullicioso reggaetón en el funeral. Mientras más insignificante es el deudo, más festividad se observa en el trayecto al cementerio, todo acompañado de unos amplios tragos de alcohol.

28.- Por último, porque estoy convencido de que la moral está determinada por el régimen económico y social, y tiene un carácter histórico, hace tiempo que conociendo algo de la moral que guía la sociedad dominicana de hoy, nada me deja patidifuso, porque superé la época de quedarme con la boca abierta por las acciones bochornosas de que soy testigo y las tomo como la mayor naturalidad. Son muy pocos los actos repugnantes, propios de la nueva conducta, que me motivan llevarme las manos a la cabeza. 

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