El teléfono móvil, tan útil para la vida moderna, para acercar a las personas. Ese que acorta distancias y ayuda a resolver problemas. Desde una necesidad pequeña y perentoria, hasta una cuestión de importancia capital. El mismo aparato que permite comunicarse de manera tan constructiva, igual las organizaciones criminales lo tienen como una herramienta para cometer sus fechorías.
Es muy simple. Pero no está de más recordarlo. Sabemos que los criminales planean y coordinan buena parte de sus operativos violentos con los móviles, desde cualquier sitio. En el barrio y hasta desde las cárceles. De hecho, los investigadores han podido dar seguimiento a algunas organizaciones criminales por el uso de móviles y redes de comunicación.
La cuestión es inquietante para los gobiernos, para quienes combaten la criminalidad y para las compañías proveedoras de comunicaciones. De nuevo se ha colocado en el tapete con la queja del ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, sobre la activación de los llamados “teléfonos maco”.
Es un problema que incumbe a todos. Desde el ciudadano víctima de un robo de un móvil que no lo reporta oportunamente y permite que sea activado por el delincuente. Y como el crimen es global, ha surgido un negocio de trasiego internacional de esos aparatos. Los roban aquí y los venden en el exterior, y viceversa.
Por eso es oportuna la firma ayer de un acuerdo entre las telefónicas Claro, Orange y Viva con la Asociación Global de Operadores Móviles (GSMA), con el acompañamiento del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), para tener acceso a un sitio global donde se almacenan las Series de Código de Identidad Única (IMEI) de los teléfonos robados o extraviados para impedir que sean activados en cualquier país. Se trata de la iniciativa “Nos Importa República Dominicana” que busca brindar a los usuarios móviles un servicio más seguro. Esa base de datos de equipos robados o “lista negra global” registra ya 37 países con 103 operadores a nivel mundial.
Era tiempo de que se diera un paso en esa dirección. Hay que impedir que un instrumento tan útil se convierta en un medio propiciatorio del delito.
