En los últimos años, algunos observadores y actores del sector salud vienen advirtiendo que el país tiene un exceso de médicos. Realmente se percibe un desborde en la formación de profesionales de la salud.
Una de sus causas es un sistema de educación superior con admisiones a cielo abierto. Se podrían contar con dos dedos las universidades que examinan con minuciosidad a quienes son los aspirantes a médicos al momento del ingreso.
Otro absurdo y parte del problema es el hecho de que en la República Dominicana existen 11 escuelas de medicina.
El Ministerio de Educación Superior hace unos meses sometió esas escuelas de medicina a una evaluación para verificar el cumplimiento de parte de éstas de estándares mínimos.
Los resultados motivaron el cierre de algunas de ellas, una lista de recomendaciones y correctivos para muchas otras, y buenas calificaciones para muy pocas.
Sin embargo, y como dato curioso, la consigna de que hay muchos médicos, entra en conflicto cuando analizamos los resultados nacionales en materia de salud.
No deja de haber una contradicción ya que por ejemplo más del 95% de los partos son llevados a cabo en centros de salud y bajo los cuidados de obstetras titulados, sin embargo, tenemos aún una elevada mortalidad materna en comparación con el resto de los países de la región .
Las universidades deben garantizar calidad académica pues de lo contrario será difícil ir en socorro de un sistema de salud que demanda mejorar sus indicadores. Lo que sí podemos tener claro es que el problema no es de cantidad, sino de calidad.
