Mujer con discapacidad es menos pagada en el trabajo

Las mujeres que viven con discapacidad se enfrentan a una cantidad mayor de obstáculos a la hora de insertarse en el mercado de trabajo y lograr un empleo digno y bien remunerado, por lo que está lejos todavía el momento en que este segmento de…

Mujer con discapacidad es menos pagada en el trabajo

Las mujeres que viven con discapacidad se enfrentan a una cantidad mayor de obstáculos a la hora de insertarse en el mercado de trabajo y lograr un empleo digno y bien remunerado, por lo que está lejos todavía el momento en que este segmento de…

Las mujeres que viven con discapacidad se enfrentan a una cantidad mayor de obstáculos a la hora de insertarse en el mercado de trabajo y lograr un empleo digno y bien remunerado, por lo que está lejos todavía el momento en que este segmento de la población alcance la plena inserción laboral.

A esto contribuye, además de las trabas tradicionales que enfrenta la mujer en la sociedad dominicana, el hecho de que el país carece de programas que busquen promover el pleno desarrollo y potenciación de la mujer con discapacidad.

La situación se torna dramática debido a que según el Censo de Población y Vivienda de 2010 el 12.3% de la población dominicana tiene algún tipo de discapacidad, es decir, 1,160,847 personas, de las cuales el 56.3% es mujer, o sea, más de la mitad de la población con discapacidad.

Sin embargo, hay que señalar que la encuesta Enhogar 2013 arrojó como resultado que solo el 7% de la población tiene algún tipo de discapacidad, y de ese porcentaje el 51.7% son hombres y el 48.3% mujeres, lo que no deja de ser significativo.

Los obstáculos

Marian Cortés Fernández, coordinadora del Círculo de Mujeres con Discapacidad (Cimudis), sostiene que probablemente el mayor obstáculo para que la mujer con discapacidad entre al mercado laboral es el hecho de que todavía la sociedad dominicana, y sobre todo el sector empleador (público y privado) a la hora de dar un trabajo a una persona que viva con esa condición prefiere optar por el hombre, aunque esté menos capacitado.

“A esto contribuye mucho, y hay que reconocerlo, los niveles de escolaridad, pues el 60.4% ha logrado alcanzar apenas el nivel primario y el 15.3% el nivel medio, pero de ese 60.4% el 52% son hombres y el 48% mujeres, es decir, la mujer con discapacidad está menos preparada que el hombre”, revela.

De acuerdo con Cortés Fernández, son muy escasas las mujeres con discapacidad que han logrado terminar sus estudios universitarios, y de las que lo han logrado poquísimas han podido ejercer sus profesiones, luego de una espera de más de tres años, pero la inmensa mayoría se ha quedado apenas con sus títulos colgados en las paredes de sus hogares.

La coordinadora de Cimudis citó también como serios obstáculos la carga de la mujer con discapacidad y el miedo de sus familiares a dejarla trabajar.

“Una mujer con discapacidad, si tiene hijos, se le dificulta más dejar el hogar para irse a trabajar fuera, y en cambio el hombre deja sus hijos al cuidado de su esposa o de algún otro familiar, y eso facilita que pueda insertarse con más facilidad en el mundo del trabajo”, dice.

Y a seguidas señala que “con la mujer sucede que si la carga familiar no le impide o le impide trabajar, se le suma el miedo que en muchas ocasiones tiene la familia de dejar que se vaya a un centro de trabajo, pues se tiene el temor de que, dependiendo de la discapacidad, como sería el caso de una mujer con síndrome de Down, pueda ser abusado sexual y moralmente en el trabajo”.

Al respecto, Marian Cortés Fernández entiende que hay que buscar la forma de cómo acercar el trabajo a la mujer con discapacidad, en vez de que sea ésta quien se acerque al trabajo: “hay muchos trabajos que la mujer con discapacidad puede hacer desde su casa, pero todavía los empleadores de la República Dominicana no han pensado en eso”.

Salarios desiguales

En términos de salarios percibidos por el trabajo, la mujer con discapacidad recibe menos dinero que el hombre que vive con condición similar.

De acuerdo con la psicóloga industrial Deyanira Matos, esto es un reflejo de lo que sucede en el mercado laboral criollo, en el cual el hombre recibe mejor salario que la mujer, ejerciendo ambos el mismo trabajo y en igualdad de condiciones.

“Es que no se quiere comprender que cuando se habla de empleo hay que verlo desde el punto de vista laboral, de resultados, de rendimiento, téngase o no discapacidad, y un puesto debe pagar lo mismo igual al hombre que a la mujer, pero la realidad es que al hombre se le paga más que a la mujer”, subraya.
Matos asegura que la desigualdad salarial puede llegar hasta el 30% a favor del hombre con discapacidad frente a la mujer con la misma condición, y ese porcentaje se amplía hasta en un 50% frente a quienes no viven con discapacidad.

Estereotipos reales

Marian Cortés Fernández sostiene que en contra de la mujer con discapacidad para obtener un trabajo gravita una serie de estereotipos, que define como reales.

“El problema está en que siempre se ha creído, y hay que admitir que es así que una persona con discapacidad sale más costoso, pues no rinde igual que una persona normal y en el país no hay las facilidades necesarias para su integración al mercado de trabajo”, apunta.

Asimismo, dijo que tanto en la empresa privada como en la pública hay un cierto medio de tener empleada a una persona que suponen es mucho más vulnerable en término de salud que otra que no viva con discapacidad.

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Las mujeres que viven con discapacidad se enfrentan a una cantidad mayor de obstáculos a la hora de insertarse en el mercado de trabajo y lograr un empleo digno y bien remunerado, por lo que está lejos todavía el momento en que este segmento de la población alcance la plena inserción laboral.

A esto contribuye, además de las trabas tradicionales que enfrenta la mujer en la sociedad dominicana, el hecho de que el país carece de programas que busquen promover el pleno desarrollo y potenciación de la mujer con discapacidad.

La situación se torna dramática debido a que según el Censo de Población y Vivienda de 2010 el 12.3% de la población dominicana tiene algún tipo de discapacidad, es decir, 1,160,847 personas, de las cuales el 56.3% es mujer, o sea, más de la mitad de la población con discapacidad.

Sin embargo, hay que señalar que la encuesta Enhogar 2013 arrojó como resultado que solo el 7% de la población tiene algún tipo de discapacidad, y de ese porcentaje el 51.7% son hombres y el 48.3% mujeres, lo que no deja de ser significativo.

Los obstáculos. Marian Cortés Fernández, coordinadora del Círculo de Mujeres con Discapacidad (Cimudis), sostiene que probablemente el mayor obstáculo para que la mujer con discapacidad entre al mercado laboral es el hecho de que todavía la sociedad dominicana, y sobre todo el sector empleador (público y privado) a la hora de dar un trabajo a una persona que viva con esa condición prefiere optar por el hombre, aunque esté menos capacitado.

“A esto contribuye mucho, y hay que reconocerlo, los niveles de escolaridad, pues el 60.4% ha logrado alcanzar apenas el nivel primario y el 15.3% el nivel medio, pero de ese 60.4% el 52% son hombres y el 48% mujeres, es decir, la mujer con discapacidad está menos preparada que el hombre”, revela.

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