El 80 por ciento de las mujeres que presentan denuncias por agresiones ante la Unidad Contra Violencia de Género intenta desistir, a pesar de que muchas quedan con lesiones físicas permanentes.
Se estima que mensualmente entre 800 y 900 denuncias llegan a este departamento de la Fiscalía de Santiago. Solo en el mes de enero, 531 denuncias fueron acogidas y pasaron a la fase de investigación. La magistrada Gladys Núñez, directora de la unidad, estima que entre un dos a un tres por ciento de las víctimas quedan con lesiones físicas permanentes, que van desde pérdidas de órganos, hasta cicatrices causadas por heridas. Yuberki, cuyo apellido no fue ofrecido, perdió uno de sus riñones, parte del pelo y dentadura y hasta tuvo que permanecer varios meses ingresada en un centro de salud, debido a los golpes a palos propinados por su pareja sentimental.
Experiencia
Un año y dos meses después, Yuberki viajaba desde Navarrete hasta la cárcel de Cotuí, donde guarda prisión su expareja sentimental. La primera golpiza fue propinada en enero del 2013, pero luego en marzo su cónyuge, un chofer de guagua de concho, regresó con planes de asesinarla y aunque no logró su objetivo, la dejó en una silla de ruedas. Según la fiscal Gladys Núñez, a pesar de la gravedad de su situación, Yuberki nunca acudió a querellarse, sino, que en su lugar lo hizo un hijo de 20 años, identificado como Richard.
En muchos de los casos, las víctimas para ocultar las acciones de agresión de sus parejas, inventan mentiras, como la de Viviana, que a pesar de haber recibido golpes en la boca, la nariz y la cara, aseguró que estos fueron fruto de la caída de un motor. Sin embargo, testigos narran cómo su pareja la agredió y por eso aún guarda prisión. En ese tipo de caso, el Ministerio Público continúa con la presentación de la denuncia. l miguel ponce
Muchas no denuncian por temor a lo peor
En el caso de Leonela Cepeda Brito, tras su actual pareja golpearla en la cara, sobre todo en uno de sus ojos, además de causarle moretones y mantenerla en cautiverio durante cinco días en su casa del residencial El Despertar, sector de clase media alta, ésta intentó desestimar la querella en contra de su agresor Robert Pérez. El caso ocurrió el día tres de enero de este año.
