Entre nosotros, hay quienes ejercen la política más como un asunto de rivalidad personal permanente que de choque de ideas y convicciones, talvez hasta de visión de país. Por eso con tanta frecuencia las diferencias y el propio debate traspasan con facilidad la frontera entre lo personal y lo partidario, creando –en ocasiones- un marco indeseable y hasta odioso en el ejercicio político. Sin embargo, como siempre ha de aplicarse la regla de la excepción, la decencia, la cortesía y el buen trato no han desaparecido del todo. Reflexiono con estas palabras enterado de que en la reciente ceremonia en que Frank Jorge Elías renovó sus votos de unidad matrimonial en la catedral, se encontraron Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado, y no se acabó el mundo.
La presencia en la actividad del presidente de la República y del PLD y su homólogo del PRD llamó la atención y creó expectación entre los demás presentes. No me dijeron si hablaron más allá del saludo protocolar, pero me confiaron que ambos vestían corbatas del mismo color. ¿Eran azules? No llegaron hasta ahí mis informantes…
Buen humor
El presidente de Estados Unidos bromeó ayer cuando, siguiendo la tradición iniciada por John Kennedy, “indultó” dos pavos en la Casa Blanca en víspera de Thanksgivins. Que Barack Obama haga galas de su buen humor no sería nada extraño, a menos que –tal hizo ayer- bromeara a costa del Congreso, ahora dominado por los republicanos y que se las está poniendo cada vez más difícil.
Obama inició su tanda con un “les concedo el perdón (a los pavos) porque esta es una de las cosas que puedo hacer sin la aprobación del Congreso”, y siguió con esta otra: “Estos pavos han recibido formación mediática para soportar los flashes de las cámaras fotográficas y también aprendieron algo importante para aparecer en los medios de comunicación: cacarear sin realmente decir nada”. Humor presidencial…
