Nadie sabe

Cíclicamente, en determinados períodos, desaprensivos atentan contra el sistema eléctrico nacional. Las acciones consisten en el derribo o quema de torres de alta tensión, sin que haya consecuencias. La Empresa Distribuidora de Electricidad lo…

Cíclicamente, en determinados períodos, desaprensivos atentan contra el sistema eléctrico nacional. Las acciones consisten en el derribo o quema de torres de alta tensión, sin que haya consecuencias. La Empresa Distribuidora de Electricidad lo informa como si fuese un evento cotidiano. El mismo gobierno prefiere no darle importancia, como para no llamar la atención.

A elCaribe esa clase de actos siempre le han parecido alarmantes. Se trata de una operación de alto riesgo, toda vez que las líneas eléctricas están cargadas y derribarlas no sólo es peligroso, sino difícil. Se requiere de cierta experiencia y ese conocimiento no abunda.

¿Por qué las instituciones públicas no se alarman cuando eso ocurre? Los organismos responsables de la seguridad del Estado deben tener respuestas.

En este momento coincide con algunas expresiones raras. Una reunión pacífica en la UASD es objeto de un ataque con una bomba lacrimógena.

Asimismo, a la Vicepresidenta de la República le han llamado la atención las sucesivas explosiones en plantas de gas, tres casos, en unos cuantos días, con saldos trágicos. Y ha pedido que abran investigaciones. Podría tener sentido.

El país está envuelto en un proceso electoral que tendrá su momento estelar el próximo 15 de mayo. Lo razonable es que todo se desenvuelva en un ambiente de paz.

Se supone que quienes participan en las elecciones -todos- tienen que apostar a un clima seguro, que permita que todos los actores puedan jugar su papel con las garantías necesarias.

Y siendo así no se puede siquiera imaginar que haya propósitos perversos interesados en crear un clima de mayor desasosiego.

Con el asedio a que nos condena la delincuencia común es ya suficiente. Agregarle un factor con ciertas implicaciones sería altamente peligroso para la paz pública.

Hemos sido persistentes en señalar que los atentados al servicio eléctrico nacional no deben pasar como si no hubiesen ocurrido. Que criminales responsables deben ser identificados y procesados judicialmente.

A estos hechos que podrían parecer aislados, hay que prestarles atención, porque como bien dice la gente, “nadie sabe”.

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