Neymar, amo y señor de Brasil ante Croacia

Primero con un gol de magnífica factura y luego con un penal que no debió ser pitado, Neymar salió al rescate de Brasil al imponerse 3-1 ayer ante Croacia en el partido inaugural de la Copa del Mundo.

Primero con un gol de magnífica factura y luego con un penal que no debió ser pitado, Neymar salió al rescate de Brasil al imponerse 3-1 ayer ante Croacia en el partido inaugural de la Copa del Mundo.Cuando la sensación que cundía en el estadio Itaquerao era de un amargo empate para el anfitrión, el árbitro japonés Yuichi Nishimura pitó la pena máxima al juzgar que el zaguero croata Dejan Lovren derribó a Fred dentro del área. Pero fue a todas luces una decisión rigurosa: Lovren livianamente jaloneó al delantero brasileño, que se tiró al piso.

“Si eso fue penal, pues tenemos que ponernos a jugar baloncesto”, dijo el técnico de Croacia, Niko Kovac tras la derrota. “Ese tipo de falta es lo que se sanciona aquí”. “Si así va a ser todo el Mundial, hagamos las maletas y nos vamos”, remató.

 Neymar cobró el remate, que el portero Stipe Pletikosa alcanzó a rozar pero sin evitar que se fuera al fondo de la red, a los 71 minutos. “Fue mejor (que un debut soñado). Claro, quería la victoria, pero un debut en una Copa del mundo con dos goles es una gran felicidad”, comentó Neymar.

Fue el segundo gol de la jornada para el astro de Brasil, que derrochó talento y temperamento para que los locales le dieran la vuelta a un partido que tuvieron a contracorriente desde temprano. Oscar, con un magnífico gol de puntapié a los 91, apagó las velas en la fiesta verdeamarela. Marcelo aturdió al océano de camisetas amarillas que abarrotaron el estadio paulista al abrir el marcador por Croacia a los 11 minutos, cuando empujó en su propia meta un centro rasante de Ivica Olic que llegó al área chica.

Neymar empató por los anfitriones a los 29, al abrirse paso por la derecha entre la defensa croata y rematar de zurda desde 22 metros, rozando el poste en el ángulo inferior defendido por el portero Stipe Pletikosa.

Un sector de la grada quedó a oscuras cuando se apagaron las luces del Itaquerao, un estadio que fue terminado apenas días antes del inicio del campeonato, y que la FIFA no pudo probar a su máxima capacidad.

Lejos de exhibir su mejor juego, más que nada amparándose con los aportes de Neymar y Oscar, Brasil logró aglutinar lo suficiente para embolsarse los tres puntos en el Grupo A, cuya primera fecha se completará hoy con el partido México-Camerún. Neymar llegó a 33 goles en 50 partidos con la ‘selecao’ y quedó incrustado en el séptimo lugar de la lista de todos los tiempos de los pentacampeones, igualado con Ronaldinho y Jairzinho.

No hubo sorpresas de entrada: Fiel al once titular que conquistó la Copa Confederaciones, el entrenador Luiz Felipe Scolari puso proa al torneo con Neymar como su carta principal en el ataque y a Thiago Silva para liderar a la defensa, su fuerte.

Pero la defensa fue lo que menos garantías le ofreció a Brasil en los primeros compases, en los que Olic y el volante Luka Modric se multiplicaron para un fantástico comienzo para el seleccionado balcánico.

El centro de Olic fue tocado en segunda instancia por el atacante Nikica Jelavic, filtrándose entre David Luiz y Marcelo, quien lo empujó al fondo. Para Brasil, la campaña por su sexto título comenzaba torcida. “Mantuve la calma, si me vengo abajo perjudico al equipo”, señaló Marcelo. “No es la primera vez que me pasa, entonces tengo que permanecer tranquilo para ayudar a mi equipo.

Tácticamente, el equipo estaba bien, el objetivo es jugar cada partido como una final”.

Tal vez sea un equipo que funciona con un sentido pragmático y espartano, alejado del juego vistoso de las selecciones de Pelé, Garrincha y Zico, pero Brasil puede persignarse al talante de Neymar. El anfitrión arremangó y se puso manos a la obra para revertir el embrollo ante un rival que no tuvo remilgos para complicar a uno de los principales favoritos. Neymar ratificó el por qué se le señala como la columna vertebral para llevarlos a la final del 13 de julio en Río de Janeiro.

Una incursión suya por la derecha, a todo pulmón, derivó en un paso hacia atrás que encontró a Oscar, cuyo remate fue desviado por Pletikosa.

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