Nicolás de Ovando

Cuando Nicolás de Ovando arribó en abril de 1502, con una flotilla de treinta y dos naves a la isla Española, Santo Domingo, situada a orillas de la margen oriental del Ozama, era una pequeña aldea de edificaciones rústicas, y la población de…

Cuando Nicolás de Ovando arribó en abril de 1502, con una flotilla de treinta y dos naves a la isla Española, Santo Domingo, situada a orillas de la margen oriental del Ozama, era una pequeña aldea de edificaciones rústicas, y la población de la colonia estaba compuesta por un pequeño número de españoles y una gran población aborigen.

Con el genocidio en Jaragua e Higüey y las ejecuciones de Anacaona, Bohechío y Cotubanamá, decididas durante el gobierno de Ovando, quedó totalmente sometida la isla, con lo cual se procedió a efectuar las reparticiones de indígenas entre los españoles, a través del mecanismo de las encomiendas a objeto de garantizar a la minería y la agricultura el suministro de mano de obra esclava.
La rudeza del trabajo, conjuntamente con el suicidio y las epidemias de enfermedades infecciosas con que los europeos contagiaron la población aborigen produjeron un acelerado decrecimiento poblacional.

Antonio del Monte y Tejada (Historia de Santo Domingo I, p. 83) relata que “presentaba en esta época la capital de la isla y las demás villas un desarrollo portentoso y rápido. Todas se habían acrecentado en fábricas y enriquecídose con establecimientos agrícolas en sus alrededores; la población española llegaba a más de doce mil vecinos, porque de España refluían sin cesar naves del comercio que conducían pobladores, artífices y menestrales…”, que a su vez expone Alain Milhou (Op. Cit., p. 2) como sigue:

“En aquel período -1515/1520- se sitúa un gran número de proyectos de renovación de la economía de la isla, en que aparecen peticiones para que la Corona favorezca la reconversión agrícola de la isla. Los miembros de la oligarquía anticolombista consiguieron préstamos de la Corona para construir ingenios de azúcar en que invirtieron los beneficios de la explotación de los placeres. Terminado el ciclo del oro, empezó el del azúcar y de los cueros”. Se percibía la necesidad de emprender acciones para repoblar la isla principalmente con labradores canarios, portugueses y españoles, así como con mano de obra esclava.

Milhou también nos explica que “uno de los aspectos de la política de repoblación de la Isla Española fueron los intentos de creación de pueblos nuevos de labradores. Las dieciséis ciudades y villas que existían en tiempos de Ovando eran pueblos de encomenderos; la desaparición de la mano de obra indígena y la ruina de la explotación del oro acarreó la despoblación completa de seis de ellos y la decadencia de los demás, los cuales, excepto Santo Domingo, no eran más que islotes, de pocos vecinos, casi incomunicados”. (Ibid, p. 3).

Pero Ovando no fue solo genocida. También fue el gran constructor de la más moderna urbe de la Tierra, pese a su pequeño tamaño inicial.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas