Nuestro carnaval en Cuaresma

Carnaval es catarsis, purificación, representación de pasiones humanas donde se emigra hacia otras formas de personalidad. Celebración pagana de raíces lejanas a más de 5,000 años atrás. Fiesta previa a la primavera que supone limpieza de la…

Carnaval es catarsis, purificación, representación de pasiones humanas donde se emigra hacia otras formas de personalidad. Celebración pagana de raíces lejanas a más de 5,000 años atrás. Fiesta previa a la primavera que supone limpieza de la casa y del alma, donde las ropas viejas a botar, sirven de vestidos a los personajes que salen a la calle a celebrar.

El carnaval, en los países cristianos, se supone que tiene lugar tres días antes del miércoles de ceniza, al inicio de la Cuaresma. Con la costumbre dominicana de voltearlo todo, nuestro carnaval culmina el último fin de semana de febrero, coincidiendo con la celebración de la independencia patria.

Colorida tradición de alegres desfiles y bullanguera lluvia de confetis y serpentinas, pitos, redoblantes y tambores, música estridente, caretas, espejitos y cintas de colores, vejigas y antifaces, con salpique de creatividad e ingenio popular. El Diablo Cajuelo o cojuelo, caracteriza el personaje por excelencia de esta tradición festiva casi universal. El nuestro es personaje que se desplaza aterrorizando y golpeando con un racimo de vejigas de animales curadas, dando “vejigazos”, como la vida misma. En La Vega se da cuenta de que hay quien coloca piedras dentro de la “vejigas” “pa’que se sientan lo golpe”. En Montecristi se baten con fuetes y crueles latigazos, entre “toros y civiles”. El “diablocajuelo” usa traje de luces, coloridas cintas y lentejuelas, lleno de espejitos de fantasía, caretas de cuernos multicolores, con “barsa’e chifle”, notables obras del arte popular. Cuentan que este personaje es un demonio travieso y juguetón al cual el mismo diablo arrojó a la tierra, y al caer se lastimó una pata, quedando cojo o “cojuelo”.

A esa procesión de personajes tradicionales, contribuye el “Roba la Gallina”, rememorando al ladrón de aves que era condenado a pasearse embadurnado de brea y lleno de plumas. Este pide para sus “pollitos” mientras le cantan: “roba la gallina, palo con ella, ay ti, ay ti, Manatí…”; Caifé, poeta criticón de frac negro y gran sombrero, seguido de un coro: “Se me muere Rebeca”, acompañado de una muñeca de trapo que representa la hija enferma para la cual se piden dulces. “Los africanos” embadurnados de carbón y aceite quemado y si no les das, te “tiznan”; los “larguiruchos”, equilibristas de largos y diestros zancos; “La muerte” con guadaña tropical, de traje negro y destacado “equeleto” blanco ; “El Papelón” disfrazado de mujer con amplio busto y descomunal trasero; Los “Alibabás” de Macorís, los Marimantas de Hato Mayor, los Platanuses de Cotuí.

Y en este eterno carnaval criollo de infinitos personajes, ¿qué disfraz utilizas para tu comparsa de la vida diaria?

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