Nuevas estimaciones de pobreza y PIB

El gobierno dominicano acaba de publicar dos importantes documentos. Uno lo presentó el Banco Central y es la nueva serie del producto interno bruto (PIB) con base en 2007 en reemplazo de la anterior con base en 1991. Otro, de la autoría del colega&#823

El gobierno dominicano acaba de publicar dos importantes documentos. Uno lo presentó el Banco Central y es la nueva serie del producto interno bruto (PIB) con base en 2007 en reemplazo de la anterior con base en 1991. Otro, de la autoría del colega y amigo Antonio Morillo, lo presentó el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) y describe el comportamiento reciente de la pobreza en el país.

Hay que saludar ambos esfuerzos. La nueva serie del PIB con base 2007 era una deuda pendiente desde hace mucho tiempo. La base de 1991 tenía más de 15 años y estaba claramente desactualizada. Para hacer las estimaciones del PIB, las autoridades usan encuestas y otros instrumentos que capturan información periódica sobre la producción por sectores de actividad. La contribución que cada uno de ellos hace a la suma total depende del peso que tenía cada actividad en el año elegido como base. A medida que nos alejamos de ese año, el peso de cada uno de ellos en la producción total cambia, lo cual hace cada vez más imprecisas las estimaciones.

Los nuevos resultados dicen que la economía es más grande, que los sectores de servicios también, que la construcción y la minería aportan más a la producción que antes, y que otros sectores como la agropecuaria y la manufactura aportan menos.

Además, por fin, el Banco puso a la disposición del público el indicador de comportamiento de la actividad económica mensual, el cual era usado sólo internamente. Esa era otra deuda que se tenía con la sociedad.
 
El cambio del año base y el uso del nuevo Sistema de Cuentas Nacionales de Naciones Unidas debe mejorar la calidad de las estadísticas del nivel de actividad económica.

No obstante, todavía falta camino por recorrer en materia de “transparencia y divulgación de informaciones económicas oportunas y de calidad” (palabras del Banco). La transparencia es un camino de doble vía y requiere de diálogo, no sólo de divulgación. Las estadísticas del PIB han sido frecuentemente recibidas con incredulidad por el público y especialistas. La renovación de la metodología es buena pero no ayuda a subsanar el déficit de credibilidad que aqueja al Banco en esa materia.

Un diálogo franco y abierto con usuarios y la sociedad en general que ayude a comprender las fortalezas y debilidades de las Cuentas Nacionales no tiene reemplazo.

El documento sobre la evolución reciente de la pobreza publicado por el MEPyD es uno con contenido. Empieza a responder a inquietudes de quienes apreciábamos inconsistencias entre las cifras de reducción de pobreza ofrecidas por el presidente Medina y el entorno económico general y del mercado de trabajo.  Con él, el MEPyD entabla el tipo de diálogo que se requiere entre ciudadanía y gobierno.

En primer lugar, el documento aclara que la reducción de la pobreza no fue de seis puntos como se había dicho sino de 4.3 puntos porcentuales entre marzo de 2013 y marzo de 2014. También aclara que esa reducción se produjo después de haber aumentado en 2.5 puntos porcentuales entre marzo de 2011 y marzo de 2013. Sin intenciones de minimizar el tamaño de la reducción, un 58% de ella, por así decirlo, fue un retorno a la situación anterior.

En segundo lugar, amparado en los datos que recoge la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT), dice que donde se redujo la pobreza fue sólo en las zonas rurales. Eso es lo que explica que no haya correspondencia entre las cifras de crecimiento económico y del desempleo, y las de reducción de pobreza, porque se trató de un fenómeno focalizado, aunque su alegada intensidad sigue generando dudas.

Lo anterior pone el debate en un punto distinto al inicialmente pensado porque se trataría de una caída de la pobreza mucho menos dramática y confirma que no hay una dinámica general de la economía y del empleo que reduzca pobreza. Por último, el documento sugiere, aunque no demuestra, que lo que podría estar sucediendo es que se están viendo resultados de la política gubernamental de atención a la pequeña producción agropecuaria.

Los cuestionamientos que se levantaron y la respuesta que da el documento son un buen punto de partida para el diálogo, para empezar a evaluar la robustez de las cifras de empleo y pobreza, y para empezar a auscultar con más detenimiento los determinantes de la pobreza.

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