Nuryn Sanlley descansa en su última morada

No faltó un Aquiles Correa llorando, ni mucho menos un Frank Ceara cantándole a Nuryn Sanlley una canción de despedida en el cementerio Puerta del Cielo.

No faltó un Aquiles Correa llorando, ni mucho menos un Frank Ceara cantándole a Nuryn Sanlley una canción de despedida en el cementerio Puerta del Cielo.Ayer, familiares y amigos le dieron el último adiós a la actriz y productora de teatro, a quien cariñosamente se le llamó durante años “La Pinky”. Luego de haber concluido el velatorio, tras una misa  en la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln, a las 10:40 de la mañana, pocos pudieron contener las lágrimas cuando vieron el vehículo fúnebre que transportaba los restos de Nuryn a Puerta del Cielo.

El cortejo fúnebre se realizó sin el acceso de los fotógrafos y camarógrafos por petición de sus familiares.

Mientras, Irving Alberti abrazaba fuertemente a Yelitza Peña Sanlley (su esposa), las miradas de los presentes estaban puestas en Frank Ceara, quien agradecía al “señor por tu misericordia, gracias por habernos prestado a Nuryn tanto tiempo, gracias por su hermosa familia, por todo lo que sembró  y todo lo que hemos cosechado de ella, gracias por su amor, su integridad y su fidelidad, por su entrega, es una heroína del arte, pero sobre todo una gran amiga, gracias Señor”.

Catherine Peña Sanlley, hija de la actriz, sacó fuerza y pudo expresar unas palabras de agradecimiento cuando ya se sepultaban los restos de su madre: “Siempre he estado orgullosa de mi mamá, pero me llena más de orgullo y satisfacción que cada vez que alguien venía a darme un abrazo, solo me decían cosas lindas de lo que ella era… ella era solamente amor y una persona que cualquier cosa que le hicieran se le olvidaba al otro día, porque era una persona que sabía perdonar. No sé como haré para vivir sin ella, solo ella y Dios pueden ayudarme, gracias a mis hermanos y a todos nuestros amigos que nos han apoyado en estos días, por darme la fuerza que yo tengo. Mami te amo”.

Yelitza promete seguir los pasos de su madre

Edgar, Catherine y Yelitza, los tres hijos de Nuryn, se mantuvieron muy unidos y cada uno lanzó una rosa blanca al ataúd antes del último adiós, mientras Yelitza lloraba en brazos de Irving, y sólo pudo decir: “Yo no puedo hablar pero, gracias por quererla, gracias por darle tanta alegría”. “Te prometo que voy a continuar tus pasos y tu carrera, hoy te lo prometo aquí y voy a seguir en tu nombre, y tu lo vas a ver desde el cielo”, aseguró Yelitza.

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