Obreros laboran en condiciones muy precarias

Las fundas de desperdicios sobresalen de los tanques, apoderándose de aceras y contenes del residencial, hasta que el camión recolector irrumpe a bocinazos, haciendo salir presurosos a los vecinos. Es cuando Moreno y Ramón entran en acción.

Las fundas de desperdicios sobresalen de los tanques, apoderándose de aceras y contenes del residencial, hasta que el camión recolector irrumpe a bocinazos, haciendo salir presurosos a los vecinos. Es cuando Moreno y Ramón entran en acción.Unos desgastados guantes de tela son la única barrera que los “protege” de gusanos, lixiviados y material cortante o peligroso que encuentran dentro del cúmulo de basura que diariamente recogen de las calles de Santo Domingo.

Moreno levanta casi mecánicamente el tanque y lo vierte dentro del camión, dejando escapar algunas latas y cáscaras de plátano que recoge con las manos. Las mismas manos sucias con que se seca el sudor de mediodía, con las que se cubre la nariz tras un estornudo y las que horas más tarde usará para comer.

No lleva uniforme, ni botas de goma, ni chaleco reflectante. Solo una gorra raída que le cubre del extenuante sol caribeño. Con su lento andar, y más de 50 años a cuestas, sale de su casa a las 4:00 de la madrugada para la apestosa e insalubre jornada que terminará a las 6:00 de la tarde. Trabaja de lunes a lunes, y el día que por alguna razón no puede asistir al trabajo recibe una amonestación, acompañada de un descuento de RD$500 de su salario. Gana RD$10,600 al mes, poco menos que el salario mínimo que apenas le alcanza para el pasaje y algo de comida para su familia.

Mientras el camión acomoda los desperdicios, Moreno va rebuscando entre la basura tratando de encontrar algún objeto de valor y los va agrupando en una fundita como si fuera un tesoro. Dice que se enferma poco, pese a lo peligroso de su oficio. “Ya uno ni se enferma…yo digo que será Dios que cuida a uno, porque no es fácil estar bregando con este vaho y esta asquerosidad”.

Aunque en teoría debe ser vacunado cada tres meses para evitar el contagio de cualquier virus o enfermedad, dice que no es así y vuelve a engancharse al camión verde propiedad de ADN Services S. A., la principal empresa contratista que tiene a su cargo el servicio de recogida de basura a los Ayuntamientos del Distrito Nacional (ADN), de Santo Domingo Oeste (SDO) y de Los Alcarrizos, donde adquiere el nombre de Consorcio Higiene Integral S.A.

Salarios de hambre

Igual de precarias son las condiciones laborales de los obreros de las empresas recolectoras que recogen la basura a los ayuntamientos de los municipios de Santo Domingo Este y Santo Domingo Norte, con salarios que van de RD$4 a 5 mil.

Sólo trabajan uniformados los miembros de las brigadas dispuestas por el ADN para el aseo y limpieza de parques y calles céntricas del Distrito Nacional. Estos tienen un salario de RD$5,000.

“Este es un trabajo que uno lo hace por no robar. Nada más nos salva la boronita que a veces nos da la gente”, afirma un obrero en Santo Domingo Oeste que devenga poco más de RD$4,000, de los cuales le descuentan una cuota por concepto de seguro médico y otra correspondiente a la Administradora de Fondos de Pensiones (AFP).

En Duquesa dicen que cumplen

En el caso del vertedero de Duquesa, el gerente de operaciones de la empresa Lajun Corporation, que administra el mayor botadero de basura del país, donde se vierten diariamente más de cuatro mil toneladas de basura, afirmó que los 79 trabajadores (entre operadores, personal de administración y almacenes) a su cargo, trabajan con la indumentaria adecuada y que actualmente no hay constancia de licencias médicas por enfermedad ocupacional.

Max Da Silva dijo que los empleados son vacunados cada cierto tiempo en coordinación con el Ministerio de Salud Pública y que también realizan un operativo de fumigación dos veces al año, tanto en el vertedero como en las inmediaciones.

En Duquesa convergen entre 450 a 500 camiones recolectores al día de todos los municipios que conforman el Gran Santo Domingo, es por ello que uno de los compromisos contraídos por la empresa es la construcción de un dispensario médico en el mismo vertedero, para prestar atención primaria y de emergencia, tanto a los obreros de los cabildos, como a los buzos y moradores de las comunidades de Los Casabes y Duquesa.

Problemas se agudizan en Santiago

La situación es aún peor en la provincia de Santiago, donde a mediados del mes de febrero, obreros y empleados de la empresa recolectora Urbaser se vieron forzados a bloquear la entrada de la compañía con piedras, neumáticos y troncos de árboles en reclamo del pago de unos RD$14 millones por concepto de cinco quincenas atrasadas y prestaciones laborales, luego que el cabildo suspendiera los contratos de recolección y los otorgara a una empresa de origen puertorriqueño.

José Augusto Peña, secretario general del sindicato de trabajadores de Urbaser, informó que los problemas de los 132 obreros y empleados de Urbaser comenzaron en el mes de noviembre del 2013, cuando la empresa presentó atrasos con el pago de dos quincenas, luego con tres y ahora con las liquidaciones.

Dijo que desde hace un año, a los obreros municipales también les fueron suspendidos los servicios médicos.

Vulnerables a enfermedades

La manipulación de todo tipo de desperdicios, sin la debida protección, expone a los trabajadores a una gran cantidad de enfermedades. Las patologías más comunes y de mayor incidencia entre los obreros municipales son las gastrointestinales, como amebiasis; respiratorias, como la gripe, infecciones de la piel, como el herpes, dengue y dolores musculares, según una investigación realizada en la Universidad Popular de la Chontalpa, H. Cárdenas, en Tabasco, México, cuyos resultados podrían perfectamente extrapolarse al país.

A esto se suma un mayor riesgo de contraer tétanos, debido a que los obreros no usan el calzado adecuado y están expuestos a cualquier corte o perforación con clavos. Los riesgos son aún mayores para aquellos que recogen los residuos patológicos  en clínicas y hospitales. Según un estudio realizado en Argentina,  denominado “Bioseguridad en el personal recolector de residuos patogénicos municipales de la ciudad de Paraná”, los riesgos de contraer sida, hepatitis B, hepatitis C y A, tuberculosis, sífilis, herpes simple, pediculosis y zoonosis, se multiplican debido al mal manejo de los residuos peligrosos y a la falta de protección para su recolección.

OIT establece servicios básicos

Según el Convenio Número 161 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre los servicios de salud en el trabajo, creado en el año 1985, se definen los servicios básicos de salud ocupacional, como servicios preventivos, asesoramiento del empleador, trabajador y sus representantes sobre los requisitos necesarios para establecer y conservar un medio ambiente de trabajo seguro y saludable, que favorezca una salud física y mental óptima en relación con el trabajo y de la adaptación de éste a las capacidades de los trabajadores, teniendo en cuenta su estado de salud física y mental. El artículo 5 del referido convenio establece que los servicios de salud en el trabajo deberán asegurar la identificación y evaluación de los riesgos que puedan afectar a la salud en el lugar de trabajo y la vigilancia de los factores del medio ambiente de trabajo y de las prácticas que puedan afectar a la salud de los trabajadores, incluidos las instalaciones sanitarias, comedores y alojamientos, cuando estas facilidades sean proporcionadas por el empleador.

Asimismo, el asesoramiento en materia de salud, seguridad e higiene en el trabajo y de ergonomía, así como en materia de equipos de protección individual y colectiva. También la vigilancia de la salud de los empleados en relación con el trabajo; la adaptación de las labores a los trabajadores y la asistencia en pro de la adopción de medidas de rehabilitación profesional, entre otras.

Irregularidades se manejan en la sombra

El presidente del Consejo Nacional de la Unidad Sindical (CNUS), Rafael –Pepe- Abreu, afirma que las irregularidades que cometen este tipo de empresas se manejan de forma silenciosa, quizás por la marginalidad con que están acostumbrados a valorar a sus trabajadores. El dirigente sindical sostiene que esas compañías casi nunca son supervisadas por los ayuntamientos para verificar el trato que le dispensan a sus empleados, “y poco a poco se va creando una especie de carga a la sociedad con ese tipo de obreros que prácticamente no tienen, en definitiva, cómo ser compensados a la hora del retiro o para poder sostenerse él y su familia en el tiempo en que son activos”.
Abreu critica el hecho de que los cabildos cuando se distribuyen los presupuestos se asignan partidas para aumentar los salarios de regidores y empleados de determinadas categorías, pero casi nunca se acuerdan del tema de los empleados fundamentales, “que son los que se enfrentan a la cotidianidad de bregar con los desperdicios que la ciudadanía va dejando”. Argumenta que los obreros del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) son los que reciben las peores pensiones del sistema.

Salarios
La remuneración de los obreros por el trabajo que realizan es muy precaria. Oscila entre los 4 a 10 mil pesos mensuales.

Insalubridad
La manipulación de los desperdicios sin la debida protección expone a los trabajadores a múltiples enfermedades.

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