En su primer discurso como presidente, Danilo Medina hizo gala de un amplio conocimiento de las necesidades del país y presentó propuestas que, de aplicarse, pueden colocarnos en el verdadero camino del desarrollo. Me inscribo dentro de los que creen que Medina es un buen tipo, que tiene las mejores intenciones y que como ente político piensa en la historia, en salir bien, y por lo tanto hacer un buen gobierno debe ser suprincipal preocupación. Si así es, ganamos todos. Si no es así, perdemos la mayoría.
Danilo asume en medio de una situación económica difícil, con un déficit fiscal estimado en más de 100 mil millones de pesos tomados del erario por el gobierno y su partido para financiar su elección, aunque ese aspecto por discreción no lo tocó, como tampoco tocó si en materia de corrupción aplicará la política de borrón y cuenta nueva.
Sabemos que meterle el diente al pacto fiscal para obtener los dineros para ejecutar su propuesta de gobierno le significará sus primeros obstáculos, por lo que necesita del concurso y el apoyo desinteresado de todos. Particularmente me tocó profundamente un tema con el que me he identificado siempre, el educativo. Creo, como plantea, que el otro nombre de la libertad es educación.
Por eso me ofrezco voluntario, como hombre simple, a ser parte de esa extraordinaria jornada de movilizaciones que anunció se iniciará a partir del día 8 de septiembre, y que tiene por meta que para la misma fecha del 2014 la República Dominicana sea declarada territorio libre de analfabetismo.
Pienso que ese solo logro le asignará a Danilo Medina un sitial privilegiado en la historia. Me confieso débil y con ganas de ser seducido para formar parte de quienes en ciudades y campos, valles y montañas, tendrán el orgullo de decir “yo acabé con el analfabetismo en mi país”. Por eso digo, me ofrezco voluntario, Presidente Medina.
