La organización electoral

El proceso electoral ha entrado en una fase interesante, en la cual los aspectos fundamentales están definidos. Ayer mismo comenzó la…

El proceso electoral ha entrado en una fase interesante, en la cual los aspectos fundamentales están definidos. Ayer mismo comenzó la impresión del padrón, que es el eje clave, la matriz de la organización del sistema de elección de las autoridades nacionales.

El domingo, la Junta Central Electoral hizo la prueba de transmisión de la data de lo que serían los centros de votaciones. Los reportes indican que los resultados fueron satisfactorios. La Organización de Estados Americanos (OEA), acreditada para la observación electoral, dio seguimiento al montaje.

Precisamente, técnicos de una compañía privada contratada por esa organización están auditando ese padrón.

Ya las candidaturas han sido inscritas, lo mismo que las alianzas. El proceso está montado. No hay marcha atrás. Aunque todavía se escuchan algunas quejas, la realidad es que ya eso es el pasado.

Los actores del proceso no tienen más alternativa que concentrar su atención en los electores, en sus tácticas y estrategias en la búsqueda del poder. Son necesarias propuestas convincentes, que generen el entusiasmo de la población y estimulen la participación.

Mientras, la población observa el desarrollo de la campaña y el desempeño de los candidatos. También sigue la administración del proceso.

Cada organización política, cada fórmula electoral debe empeñarse en que el mayor número de dominicanos se sienta motivado a votar, confiados en que el proceso ha sido montado sobre bases creíbles, sometidas a crítica, observación y control, en un ambiente de transparencia y confianza.

Con las reglas de juego definidas, la Junta debe proseguir con el desarrollo del cronograma electoral, hasta el último día de las votaciones, porque hasta la seguridad del proceso está garantizada, según las palabras del ministro de las Fuerzas Armadas.

Ahora confiamos en que la campaña recupere algún dejo de moderación verbal y que el discurso sea propositivo. Naturalmente, siempre habrá espacio para una buena denuncia, sobre bases ciertas.

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