Otra cara de Haití: la realidad posterremoto

Secousse, de Evelyne TrouillotLa terre a soulevé mon cœur d’un mouvement sec et violent elle l’a…

Secousse, de Evelyne Trouillot

La terre a soulevé mon cœur d’un mouvement sec et violent elle l’a déchiréé parpillant mille morceaux comme larmes d’oiseaux errants aux quatre vents de mon île et depuis chaque nuit j’entends les battements hésiter à mi-chemin entre décombres et étoiles.

Sacudida

La tierra levantó mi corazón con un movimiento seco y violento lo desgarró esparciendo mil pedazos como lágrimas de pájaros errantes a los cuatro vientos de mi isla y desde entonces cada noche oigo el golpeteo vacilar a medio camino entre escombros y estrellas.

Haití, a pesar de sus miserias, de su escaso desarrollo y de sus desesperanzas, cuenta con un grupo de profesionales comprometidos con su país. El fuerte terremoto ocurrido en el 2010, demostró con sangre y dolor que la catástrofe fue mayor por las condiciones de las infraestructuras. El drama que vivió, y aún vive, la gran mayoría de la población, movió manos y corazones de mucha gente: haitianos, dominicanos y de otras nacionalidades. Pero también ha evidenciado la falsedad de muchas promesas.

La ayuda internacional ofrecida no ha llegado como se prometió y anunció por todo lo alto. Los actores de Hollywood hicieron sus entradas, llegaron a Haití, saludaron, prometieron, y volaron de nuevo. Los gobiernos, las agencias de todas partes y de todo el mundo dijeron y prometieron mucho dinero. ¿Pero qué ha pasado dos años después? ¿Por qué a pesar de los millones y millones de dólares prometidos no se ha logrado el milagro de la reconstrucción?

La Fundación Ebert creó un Observatorio de la Reconstrucción en Haití, que dirige Jean Marie Théodat. El organismo tiene una publicación periódica que da cuenta sobre el proceso. Un artículo de Camille Chalmers, titulado El balance económico de la “reconstrucción” (Le bilan économique de la “reconstruction”), hace revelaciones muy preocupantes. La autora señala que los organismos internacionales de financiamiento caracterizan la economía haitiana como un país en rápida regresión económica, situación que se agrava con el terremoto, pues tan grande fue la devastación que destruyó el 120% del PIB de la débil economía haitiana.

La donación internacional ha llegado, pero lenta y no en la cantidad prometida.  Chalmers afirma que según la Oficina del expresidente Bill Clinton, enviado especial del secretario de las Naciones Unidas, de los 12 mil millones de dólares prometidos, han sido desembolsados unos 5,680 millones de dólares, pero mucho de ese dinero no ha llegado a Haití, sino que ha sido utilizado en acciones de coordinación. Se distribuyeron de la siguiente manera:

• 2,210 millones de dólares consumidos en las actividades llamadas humanitarias, para fines de financiamiento de reuniones y captación de fondos.
• 168 millones se invirtieron para dar respuesta a la epidemia del cólera.
• 2 mil millones se concedieron a las actividades descritas como de reconstrucción en el marco de los compromisos contraídos el 31 de marzo 2010.
• 760.5 millones fueron desembolsados para la reconstrucción. Este monto no estaba contemplado en los compromisos establecidos en la conferencia de 31 de marzo 2010.
¿Quiénes han sido los beneficiarios?
• El 34% de las donaciones se han utilizado para apoyar las actividades de las entidades civiles y militares donantes.
• 28% fue utilizado por las agencias de la ONU y las ONG internacionales para los proyectos identificados en la convocatoria de las Naciones Unidas.
• 26% para actores no estatales.
• 5% Para la federación de sociedades de la Cruz Roja Internacional.
• El por ciento restante no está definido.

Como puede evidenciarse, la ayuda no ha llegado allí donde verdaderamente se necesita. La autora afirma que si bien se pueden ver algunos resultados de la ayuda, existe, sin embargo, un gran descontento en la población por las estructuras de distribución.

En otro artículo de la misma publicación, Jean Marie Théodat señala que se han construido miles de casas, pero son realmente pequeñas, donde apenas cabe una pequeña familia. Según afirma el académico, las viviendas tienen una dimensión de 22 metros cuadrados, y en la mayoría de los casos, los beneficiarios están muy lejos de su lugar de origen. Pero la gran masa de la población sigue habitando en las improvisadas carpas, desprovistas de toda seguridad y a expensas de las inclemencias climáticas.

La crítica fundamental es que una gran cantidad de la donación se ha quedado en manos de los propios donantes o grupos de intervención en forma de salarios, dietas, pasajes y alojamientos. El costo administrativo y burocrático de la ayuda ha sido muy alto. La gente grita en las calles y se pregunta adónde ha ido el dinero de la ayuda.  Para solucionar este problema se necesita una gran movilización de la ciudadanía para crear las condiciones que permitan salir verdaderamente de la crisis.  La ayuda internacional debe aprender de sus propios errores y fracasos. Está claro que Haití no podrá salir de su larga crisis, exacerbada con el terremoto, sin la ayuda internacional, de eso no hay dudas.

Pero debe asegurarse que la ayuda llegue, allí donde verdaderamente se necesita. Sobre este tema seguiremos en el artículo que viene.

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