Pablo Iñiguez dedicó su vida a la ciencia

Para los que fuimos sus alumnos, lo recordamos con gran respeto y admiración por sus conocimientos y su dedicación y entusiasmo a la enseñanza y a la ciencia.

Para los que fuimos sus alumnos, lo recordamos con gran respeto y admiración por sus conocimientos y su dedicación y entusiasmo a la enseñanza y a la ciencia. El doctor Iñiguez nació en Santo Domingo en el 1925. Sus primeros años de vida estuvieron muy marcados por su padre, quien era un aficionado de las ciencias y la astronomía. Esa impronta le acompañó toda su vida, estimulándole el interés por las ciencias.

Realizó sus estudios de Medicina en la Universidad de Santo Domingo de la que egresó en el 1947 con el título de doctor en Medicina. Su tesis versó sobre trastornos del hígado. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Los Ángeles, en los Estados Unidos de Norteamérica en donde estudia Gastroenterología en el Colegio Médico Evangelista como asistente del doctor Rudolph Schindler, el inventor del gastroscopio flexible.

 Regresa al país en el 1950. En ese año es nombrado miembro honorario extranjero de la Asociación Médica Argentina. Desde su llegada al país ofreció charlas educativas para la población en los temas de enfermedades digestivas. Fue Presidente de la Asociación Médica Dominicana en el 1953.

Eminente catedrático 

En 1955 es nombrado profesor de Medicina Interna en la Universidad de Santo Domingo. En 1957 participa junto a un grupo de distinguidos colegas en la Fundación de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología.

En 1958 ingresó como miembro de la Sociedad Americana de Gastroscopia y en el año 1965 recibió un reconocimiento de los Archivos Internacionales de Gastroenterología, prestigiosa publicación  médica. 

En 1967 inaugura el Centro de Gastroenterología, centro en donde aplicó lo que había aprendido de su profesor no solo en Gastroenterología sino en el enfoque psicosomático de la medicina.

Desarrolló una medicina muy personalizada en la que él personalmente realizaba la mayoría de los estudios que el paciente requería. Sus trabajos de investigación sobre el Hígado y sus enfermedades mantienen al día de hoy una latente actualidad.

Fue de los profesores fundadores de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, donde impartió cátedra hasta el 1990, año en que se retiró de la docencia para dedicarse a la escritura y la investigación.  Fue presidente, en 1968, de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología. Junto al doctor Jordi Brossa fundó la Fundación Tumen, para acoger a los médicos que habían estudiado en el prestigioso Graduate Hospital de Filadelfia.

Entre el doctor Brossa y el doctor Iñiguez siempre hubo una gran relación de amistad y respeto. En 1987 el doctor Iñiguez ingresó a la Academia de Ciencias de la República Dominicana, de la que recibió la máxima distinción: el Laudiato Académica. Durante más de diez años publicó en la Revista Acta Médica Dominicana la sección Extra Med, en donde trataba sobre temas científicos o culturales fuera del ámbito estrictamente médico. Esa es una de sus más importantes facetas, ya que escribió  9 libros muy interesantes. Su primer libro “simplemente un rayo de luz” hace un recorrido por el conocimiento científico desde los griegos hasta la teoría de la relatividad.  En la “Dialéctica del Biocosmos” ofrece originales ideas sobre el origen de la vida. Otro apasionante libro del doctor Iñiguez fue “Desde el hombre de Neanderthal hasta el Renacimiento”, dedicado al doctor Nicolás Pichardo.

Su último libro “del Big Bang al Biocosmos” trata temas de física cuántica y hace referencias al ser humano.

Fue un melómano, pianista y ajedrecista. Pero sobretodo fue educador; sobre ese aspecto se refirió el doctor Mariano Defilló cuando dijo “que las cátedras del doctor Iñiguez, actualizadas, ricas en evidencias y pronunciadas con elocuencia, mantenían embelesados a los estudiantes”. El doctor Iñiguez falleció en el 2007.

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