Villa González. Las organizaciones comunitarias del distrito municipal de Palmar Arriba iniciaron una protesta por tiempo indefinido que amenaza el año escolar a mil estudiantes.Las actividades comerciales, transporte y de docencia fueron paralizadas ayer en apoyo al paro, mientras manifestantes quemaban neumáticos y lanzaban escombros a la vía para impedir el paso, en demanda de la construcción de la escuela José Ignacio Mendoza.
La situación es tan crítica que hasta los que tomaban docencia en un centro de diversión, en una iglesia evangélica o en otros espacios alquilados, quedarán fuera de las aulas improvisadas debido a la falta de pago. Pese a que la escuela de la comunidad solo cuenta con cuatro aulas con capacidad para 30 alumnos, cada espacio aloja a 50 estudiantes.
“Preferimos que se pierda el año escolar, si las autoridades no anuncian la construcción de un nuevo centro. Estamos cansados de la larga espera”, expresó Ariel Noesí, representante de las organizaciones comunitarias que encabezan la jornada.
Denuncias
En la parte frontal fue colocado un letrero con la imagen el expresidente Leonel Fernández, con la promesa de iniciar la obra, pero hasta la fecha ninguna de las autoridades o representantes del Ministerio de Educación se ha acercado a la comunidad para explicar cuándo serían retomados los trabajos.
Jesús Marte, de la asociación de padres y amigos de la escuela dice que decidieron apoyar la jornada dejando a sus hijos en la casa, debido a la precariedad en que se desarrolla la docencia.
El pasado viernes padres de los niños, alumnos y deportistas se presentaron con pancartas y lanzando consignas frente al edifico el Huacal, donde están alojadas las oficinas de Educación para demandar la escuela.
Nuevas jornadas por el centro educativo
Los representantes de las organizaciones comunitarias de Palmar dicen que continuarán las protestas con encendidos de velas, vigilias y marchas para hacer valer su derecho ante las autoridades. Pese a la quema de neumáticos de parte de manifestantes, la presencia policial en la comunidad era tímida y solo tres agentes prevenían los desórdenes.
