El panorama del gobierno

La juramentación de Danilo Medina terminó la rutina que siempre conlleva la transición en la vida dominicana. Su discurso, bien…

La juramentación de Danilo Medina terminó la rutina que siempre conlleva la transición en la vida dominicana. Su discurso, bien recibido por la gente, permitió que despertara algún entusiasmo, aunque el alcance de los decretos con las ratificaciones y designaciones de la nueva administración generaron algunos desalientos.

Pero el paso de la tormenta Issac permitió que la nueva administración, y en particular, el Presidente, se diera un baño de pueblo, con un estilo reactivo, vivencial, de contacto con la realidad.

Algunas declaraciones iniciales de miembros de su equipo resultaron desconcertantes y contradictorias. Acciones hábiles de otros permitieron disminuir los efectos de cancelaciones imprudentes e incluso ilegales.

El Congreso, que se asume como un importante acompañante del Presidente, no está actuando con la calidad y la celeridad debidas, cuando tiene asuntos pendientes, incluidos los derivados de la reforma constitucional.

Después que el gobierno hiciera saber, aunque en parábola, que tiene demasiado facturas vencidas, que las arcas están vacías, y que los tiempos aconsejan austeridad, los actores económicos obran con cautela. Pocos quieren apresurarse en gastos o inversiones.

En medio de ese panorama, la administración no ha tenido más alternativa que buscar un acuerdo con el FMI. Requiere recursos nuevos para refocilarse y acometer sus iniciativas.

La gente del FMI estuvo por aquí y ha confesado que la situación del país “no es fácil”. Obviamente, recibió el estado de situación al que no han tenido acceso los dominicanos. Habrá que esperar, pues probablemente no habrá respuesta hasta enero. Mientras, el gobierno nacional debe elaborar el presupuesto de 2013, que debe ser aprobado antes de que finalice este año. Pero difícilmente podrá concluirlo si no define antes las políticas tributarias que permitirán conseguir los recursos para financiarlo.

El FMI es un camino, pero sabemos que impone condicionalidades. Ya dijo que los principales desafíos son la energía eléctrica y la política fiscal. Toca a la administración Medina adoptar medidas. Mientras, debe compartir con la Nación los planes presentados al FMI. El ánimo nacional es apoyar al gobierno, pero es necesario construir un consenso.

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