El Papa en América

El papa de América, Francisco, visita el continente, justamente por Brasil, al lado de su país, Argentina, en medio de las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud. Y es una feliz coincidencia que sea precisamente por Brasil, la tierra…

El papa de América, Francisco, visita el continente, justamente por Brasil, al lado de su país, Argentina, en medio de las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud. Y es una feliz coincidencia que sea precisamente por Brasil, la tierra de Hélder Pessoa Cámara, el obispo de Fortaleza, Brasil, arzobispo emérito de Olinda y Recife, que se consagró en la defensa de los derechos humanos y forjó la teología de la liberación, con su práctica en favor de los derechos humanos y especialmente de los más pobres,  en los difíciles tiempos de la dictadura militar que tanto lo hostilizó.

El discurso del Papa Francisco obliga necesariamente a rememorar el enérgico discurso de ese obispo, Hélder Cámara, promotor del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la importancia de que la Iglesia estuviera del lado de los humildes.

La juventud, que ha provocado la primera salida del Papa de Roma, es  uno de los segmentos poblacionales que requiere políticas globales orientadas a brindar oportunidades de educación y empleos, de modo que no sean tan vulnerables a los grandes flagelos, y puedan alcanzar la liberación social y económica.

El Brasil al que llega el Papa Francisco ha alcanzado en los últimos años estimulantes niveles de crecimiento económico y disminución de la pobreza, logros que para algunos sugeriría un modelo a seguir. Sin embargo, las grandes manifestaciones de jóvenes, de pobres y de la clase media, podrían sugerir un estancamiento del proceso de inclusión social, que obligaría a una nueva ola de reformas incluyentes, que propicien una  mayor participación de la juventud y los más pobres.

Un Papa humano, que se deja atraer por los fieles, que por momentos se ve como un gerente, más que un “santo padre”, probablemente estimule la esperanza a los jóvenes. Quizás también, su presencia sirva a los brasileños para iluminar el camino hacia la construcción de una sociedad progresivamente más justa, más humana.

Bajo estas premisas, demos la bienvenida al Papa Francisco a su continente, América.

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