El papa Francisco clama por los pobres y el ambiente

El pasado viernes, el papa Francisco, quien es el jefe del Estado Vaticano, se presentó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en New York, para disertar frente a los jefes de Estados y de Gobiernos y abordar, de manera clara,&#8230

El pasado viernes, el papa Francisco, quien es el jefe del Estado Vaticano, se presentó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en New York, para disertar frente a los jefes de Estados y de Gobiernos y abordar, de manera clara, precisa y categórica, los principales problemas que afectan al mundo de hoy, como la usura de los organismos financieros internacionales que asfixian a los países pobres y lejos de promover el progreso y el desarrollo sostenible promueven mayor pobreza, inequidad y exclusión social; la degradación de la biodiversidad que termina siendo un daño a la misma humanidad; la necesidad de lograr acuerdos sobre el cambio climático; la adopción de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible; el derecho a la alimentación, al agua potable, a la educación, al trabajo, a la salud, a un techo propio, a la tierra y a la libertad religiosa; el uso de la ONU para justificar guerras que constituyen una negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente; así como el narcotráfico y la corrupción, temas que son ampliamente conocidos por todos los jefes de Estados allí presentes, pero que ninguno de ellos se atreve a asumirlos de manera pública con la entereza con que lo ha hecho el papa Francisco en su condición de máximo vocero de la Iglesia católica.

El Papa Francisco ha dado un paso histórico en su lucha en favor de los pobres y en favor de la protección del medio ambiente, al decir que “el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión” y que “un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades”, complementando con el claro concepto de que “la exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente”, pues quienes hemos enarbolado la bandera verde de las verdaderas luchas en favor de la protección del medio ambiente y en favor de la disminución de la pobreza extrema, sabemos bien que a mayores niveles de pobreza mayores niveles de degradación del medio ambiente, ya que en los sectores excluidos de los servicios básicos es donde se producen los mayores niveles de contaminación de las aguas superficiales y las mayores agresiones a la biodiversidad, aunque reconocemos que lo hacen por una imperiosa necesidad que les empuja a esa obligatoriedad.

Para no dejar dudas del objetivo de su mensaje en favor de los pobres y del medio ambiente, el papa Francisco dijo que “los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente”, pues los descartados de los asentamientos humanos de alto costo terminan viviendo a orillas de ríos, arroyos y cañadas, como ocurre en La Puya de Arroyo Hondo, donde no hay servicios básicos y por tal razón todos sus desechos terminan contaminando las corrientes fluviales vecinas que ellos utilizan, corrientes que al mismo tiempo reciben los desechos industriales y residenciales producidos por las vecinas clases sociales de alto poder adquisitivo, lo que quiere decir que si queremos luchar en favor de la protección del medio ambiente debemos luchar en favor de la reducción de la marginalidad y la pobreza, y si queremos luchar en favor de la disminución de la marginalidad y la pobreza debemos luchar en favor de la protección del medio ambiente, porque en muchos casos ambos problemas caminan tomados de las manos.

El presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, estuvo presente en la Asamblea de la ONU durante la intervención del Papa Francisco, y de seguro regresará de acuerdo con todo lo planteado por el Sumo Pontífice en cuanto a los vínculos entre la pobreza, la marginalidad, la exclusión social y la degradación ambiental, motivo por el cual deberá colocar en los primeros lugares de su agenda de trabajo el hacer esfuerzos económicos y sociales para lograr una verdadera reducción de la pobreza, de forma tal que esa reducción de la pobreza, y un trabajo serio del Ministerio de Ambiente, contribuyan a la recuperación del ambiente; pero la reducción de la pobreza no debe ser un discurso político populista del Ministerio de Economía y Planificación, diciendo que la pobreza extrema ha sido eliminada de nuestra nación, sabiendo que la masa indigente ha crecido tanto como la degradación del ambiente, del mismo modo que la protección ambiental tampoco debe ser un discurso banal.

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