El paradójico desperdicio de alimentos

La prestigiosa revista National Geographic en Español, del pasado julio, trae un interesante artículo acerca del desperdicio de alimentos en el planeta y da cuenta de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura,&#8

La prestigiosa revista National Geographic en Español, del pasado julio, trae un interesante artículo acerca del desperdicio de alimentos en el planeta y da cuenta de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, “quien lleva la cuenta de lo que se produce y se come en todo el mundo”, estima que una tercera parte de lo que se produce, se pierde de alguna manera, desde que salen de las granjas productoras hasta las cocinas del consumidor final. Se desperdician 1,300 millones de toneladas que darían para alimentar 3,000 millones de personas. En los países industrializados el desperdicio es mayor y esto por diversas razones. En África, se desperdician granos por más de 4,000 millones de dólares lo que daría para alimentar 48 millones de personas por un año. India pierde entre el 35 y el 40% de sus frutas y vegetales. La propia FAO estima que en los países desarrollados se desperdician 670 millones de toneladas de alimentos al año, lo que es casi la totalidad de lo que produce el África subsahariana. Una familia americana promedio (de cuatro miembros) bota a la basura el equivalente de US$1,484 por año, lo que significa en criollo RD$64,628 por año, correspondiente entre 9.39 y 5.72 salarios mínimos, dependiendo del que tomemos, de la diversa escala que tenemos en el país. Es preocupante la situación universal, porque se estima que para el 2050 habrá que alimentar 9,000 millones de seres humanos.
En Latinoamérica, dice el mencionado artículo, que 47 millones de personas sufren pobreza alimentaria y se pierden, por razones muy diversas, 80 millones de toneladas de comida. El hambre no es un problema de producción, sino de inequidad en el acceso, ya que se produce tres veces más de lo requerido.
Existen interesantes iniciativas para recuperar muchos de esos alimentos que en los países industrializados van a parar a la basura, con bancos de alimentos y esfuerzos para rescatar alimentos desechados por simple apariencia o por evitar caídas de precios. Nicolás Chanfort, pensador francés, dice, según el artículo de NG: “La sociedad está dividida en dos grandes clases: la de los que tienen más comida que apetito y los que tiene más apetito que comida”.

Aquí no se ha evaluado el desperdicio, pero no luce menor que cualquier país comparable al nuestro, en infraestructura productiva, vial, de la cadena de frío y de hábitos ciudadanos. Aquí no está prohibido alimentar animales con desperdicios y al menos se “recicla” una parte. Baste observar cualquier mercado criollo, por las montañas de desperdicios que los adornan. Es probable que los restaurantes criollos mantengan las cifras de los de México, que estiman que el 33% de lo que se sirve en el plato, termina en la basura. En el caso de los supermercados, son los maltratados productores agrícolas, los que pagan por el desperdicio y cargan con el maltrato al producto.

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