Paro en Tamayo

¿Qué es lo que lleva a una comunidad trabajadora y con ganas de progreso a “parar” sus actividades? Porque para la gente “que se faja” convocar a una huelga debe ser algo doloroso, difícil. Más cuando los pobladores de ese lugar fundamentalmen

¿Qué es lo que lleva a una comunidad trabajadora y con ganas de progreso a “parar” sus actividades? Porque para la gente “que se faja” convocar a una huelga debe ser algo doloroso, difícil. Más cuando los pobladores de ese lugar fundamentalmente dependen de su propio esfuerzo para obtener recursos económicos. Lacerar la actividad productiva, social, cultural de un pueblo que prácticamente depende de sí mismo, evidentemente es un acto de desesperación. Es la mayor muestra de que la impotencia le domina y que quienes deben dar muestra de sensibilidad para resolver sus problemas, se han declarado indiferentes.

Esto es lo que está pasando con el municipio de Tamayo, en la provincia Bahoruco, en la Región Sur de la República Dominicana. Un pueblito con una enorme tradición de lucha por progresar, pero que difícilmente logra llamar la atención de las autoridades que gobiernan el país. Para todos los hijos de esta localidad, los que residen allá y los que por distintas causas y circunstancias han emigrado, nos sentimos identificados con los reclamos de Tamayo. Más por la forma pacífica en que ha sido convocada la protesta y con el deseo de que en vez de agravar las cosas se le busquen soluciones.

Creo que la mejor forma de explicar los motivos de esta “huelga” la tuvo el tamayero Nicio Medina que puso a circular ayer en las redes sociales este mensaje que a continuación reproduzco en esta columna.

“Hoy tengo un motivo especial para escribir este breve comentario. Tamayo amaneció parcialmente paralizado. Varias organizaciones llamaron a paro en demanda de la construcción urgente del sistema pluvial; es decir, del desagüe de la población. 24 horas de luz y el arreglo de las calles, principalmente.

Era tiempo de que este pueblo abriera los ojos. Este es un pueblo abandonado, sucio, sin calles, desordenado, sin dolientes y eso no puede ser. Tamayo tiene que volver a ser lo que antes era. Un pueblo organizado, limpio, trabajador, combativo, reconocido por lo que sus hombres y mujeres son capaces de hacer”. Así es hermano, Tamayo necesita ser atendido.

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