Parque de luces Brillante Navidad

Los que leen o han escuchado mis comentarios saben que el alcalde del Distrito Nacional no es particularmente santo de mi devoción y que nunca he sido defensora de su gestión. Más bien, he sido opositora de algunas de sus ejecutorias y proyectos…

Los que leen o han escuchado mis comentarios saben que el alcalde del Distrito Nacional no es particularmente santo de mi devoción y que nunca he sido defensora de su gestión. Más bien, he sido opositora de algunas de sus ejecutorias y proyectos puntuales.  Sin embargo, hacer oposición seria no es sinónimo de criticarlo todo, de criticar por criticar. Todo lo contrario, esto no es realista y resta credibilidad porque denota que no se trata de analizar lo conveniente para el país, sino, simplemente y como rosca izquierda llevar la contraria.

El parque de luces Brillante Navidad que inauguró recientemente el Ayuntamiento del Distrito Nacional en el plantel donde se encuentra el Conservatorio Nacional de Música es impresionantemente hermoso, agradable y sin dudas una muy buena iniciativa. No sólo sorprende la vista por su majestuosidad y despierta el ánimo navideño, sino que además tiene opciones de actividades para niños y adultos sin costo alguno, venta de alimentos y bebidas a bajos precios, áreas de esparcimiento que pueden ser utilizadas libremente para hacer picnic o cumpleaños, gimnasio inmenso y bien equipado, baños limpios, entre otras cosas que posiblemente lo convierten en el mejor y más bello parque temático del Caribe.

Cuestionar la pertinencia de invertir en este proyecto bajo el argumento de que la capital tiene otras necesidades prioritarias es un error.  Cualquier psicólogo y estudios sobre el tema disponibles al público confirman que el entretenimiento no sólo es parte esencial e imprescindible de la vida sino que, al igual que alimentarse o trabajar, es también una prioridad para construir personas y comunidades más saludables.

Es fácil  y muy cómodo ser crítico si se tiene dinero en el bolsillo para llevar a los hijos a los juegos y atracciones de las plazas comerciales, y más aún si se cuenta con la posibilidad de visitar caros y prestigiosos parques de diversiones en el extranjero. Pero es una posición mezquina porque olvida que los niños de escasos recursos siguen siendo niños, y que tienen los mismos sueños, los mismos deseos y merecen también oportunidades para disfrutar que sus padres no pueden ofrecerle.

Los capitaleños, justamente porque en el país y en el mundo hay tantos problemas, porque hay necesidades económicas o temores por la inseguridad, porque a veces falta energía eléctrica o servicios de salud de calidad, porque la mente se abruma con preocupaciones cotidianas, tienen derecho a un respiro y este hermoso parque es una bocanada de aire fresco.

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