El ministro de Estado de Interior y Policía, José Ramón Fadul, pidió hace dos días a la Junta Central Electoral (JCE) que rechace la solicitud del grupo Participación Ciudadana de que se la acredite como observador de las elecciones presidenciales del 20 de mayo, alegando que su coordinador general Sami Chami Isa está presuntamente al servicio del candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Participación Ciudadana es una entidad cívica no partidista que ha observado todos los procesos electorales que se han realizado en la República Dominicana desde el año 1996, y que, aunque en muchas ocasiones ha sido cuestionada por el partido al cual en un momento determinado no le convengan sus informes sobre anomalías e inconductas detectadas, goza de un gran respaldo de la sociedad civil de nuestro país y de credibilidad ante importantes organismos internacionales.

A los miembros de Participación Ciudadana, en diferentes ocasiones, los han acusado de peledeístas, de reformistas, hasta de neo imperialistas, y ahora de cara a las elecciones presidenciales le ha tocado el turno al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sangrar por sus heridas y acusarlos de perredeístas, ya que los primeros informes de observación electoral presentados que destacan el uso y abuso de recursos del Estado en la campaña del candidato del oficialismo o las reiteradas peticiones infértiles a la Primera Dama y candidata vicepresidencial que tome una licencia de su cargo hasta que transcurran las elecciones, disgustan mucho al partido de Gobierno.

De los ocho procesos electorales en los que Participación Ciudadana ha hecho el papel de observador, es éste, sin embargo, en el que más escollos y prejuicios han tenido que enfrentar e incluso es la primera vez que tratan de excluirlos para que no hagan el trabajo que con éxito han realizado en tantas ocasiones anteriores.

No obstante lo anterior, no deberían preocuparse los miembros de Participación Ciudadana por estos intentos gubernamentales de desacreditarlos. Son apenas más de las ya habituales muestras de intolerancia de los últimos ocho años. A fin de cuentas la población siempre ha estado clara sobre la diafanidad del trabajo de esta organización y sus peticiones como la aprobación de una Ley de Partidos Políticos, son lógicas y sensatas.

Pero sí deberían preocuparse los dominicanos por la falta de transparencia y de imparcialidad que desde ya se vislumbra, con muestras como la solicitud del ministro Fadul, que podrían caracterizar las próximas elecciones presidenciales, lo que al margen de los intereses e inclinaciones partidistas, sin dudas constituye un retroceso y una estocada mortal a los remanentes de la democracia en nuestro país.