Peatones

En el caos del tránsito urbano no están eximidos los peatones. Muchos de ellos se comportan como si su seguridad fuera por cuenta exclusiva de los conductores, obligados a evitar atropellarlos. Bajo esa parejera premisa andan en la calle desdeñosos&#82

En el caos del tránsito urbano no están eximidos los peatones. Muchos de ellos se comportan como si su seguridad fuera por cuenta exclusiva de los conductores, obligados a evitar atropellarlos. Bajo esa parejera premisa andan en la calle desdeñosos de la cooperación que les compete, por una circulación vial racional. Los conductores los agreden, ciertamente. Violan los pasos peatonales; acusan gran descortesía. A su vez, los transeúntes cruzan hasta en luz verde, plácida y relajadamente. Se tiran entre los vehículos, van desafiantes en medio de la calzada, como despreocupados por su integridad. ¡Chócame para que veas! Les he oído amenazar temerarios. Actitudes insólitas. La educación peatonal es más materia pendiente nuestra.

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