A Pedro Almodóvar le sienta bien el cambio de piel

No pudo evitar una sonrisa de alivio y satisfacción cuando un periodista le comentó que la crítica, a la que se considera la más…

No pudo evitar una sonrisa de alivio y satisfacción cuando un periodista le comentó que la crítica, a la que se considera la más severa del mundo, aplaudió hoy «La piel que habito».

Este thriller de «horror frío» es una de las películas más arriesgadas del director español en muchos años, tanto desde el punto de vista formal como desde la trama, de la que convendría que el espectador supiese lo menos posible para preservar el efecto sorpresa, esa sensación que se convierte en más que grata al ver el trabajo de la pareja protagonista, Antonio Banderas y Elena Anaya.

Arrastrado por la «magnitud de una venganza» que leyó en la novela negra del francés Thierry Jonquet («Tarántula»), Almodóvar, que siempre trabaja guiones originales, decició adaptar la historia y hacerla suya, con pasiones extremas, sexualidad y algún toque de humor, aunque esta vez más siniestro.

«A la gente transexual que conozco no le voy a recomendar que vea la película, porque la transexualidad está aquí utilizada como arma de venganza, no como algo natural, que es como se entiende», explicó el cineasta en un encuentro con un grupo de periodistas españoles.

«Que alguien te intente cambiar de identidad creo que es lo más terrible que te puede ocurrir», dijo Almodóvar, quien señala que en anteriormente la transexualidad había aparecido en su cine como algo natural, como consecuencia de intentar arreglar «un error que ha cometido la naturaleza».

En su opinión, el gran tema de la película es que alguien con enorme poder está tratando de cambiar la identidad de otra persona «y no lo consigue, a pesar de los enormes avances de la ciencia».

Y eso para mí sí es muy importante, continuó. «Hay algo, que se llama lo que sea, alma, espíritu, pero algo intangible a lo cual la ciencia no va a llegar», concluyó.

Almodóvar vuelve a colocar delante de su cámara a Antonio Banderas, uno de sus actores fetiche en los años 80, que tras desarrollar una amplia carrera en Hollywood, regresa «a casa», según el mismo dijo, para ofrecer una de las mejores interpretaciones de los últimos lustros.

Se rió y negó los rumores que circularon sobre que actor y director no se entendieron tan bien como en la época de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» o más tarde, en «Átame». «Ha sido muy divertido (el rodaje) y ha habido momentos de muchísima comicidad», aseguró Elena Anaya.

«Lo he notado distinto, pero no ha cambiado en su capacidad para decirme: dime lo que hay que hacer y haré lo que pueda para conseguirlo», explicó agradecido Almodóvar.

«La piel que habito» aborda desde el suspense, el terror (sin sangre) la historia de un cirujano plástico (Banderas) que saltándose los límites de su ética profesional perpetra una venganza. «Es un psicópata incapaz de ponerse en el lugar del otro», resumió el cineasta a su monstruosa criatura.

El médico como creador de una nueva vida es uno de los debates que suscita la película. «En el momento en el que la vida sea una creación del hombre, ya hablaremos sobre qué lugar ocupan las religiones y toda la cultura que conlleva», señaló el director, que compite por cuarta vez en el certamen y aspira a levantar la Palma de Oro.

El thriller de Almodóvar, a quien Cannes ya proclamó mejor director («Todo sobre mi madre») y mejor guionista («Volver»), ha gustado en general a la crítica acreditada en el certamen francés. «La piel que habito» se posiciona así como una de las favoritas para los premios junto con los trabajos de los hermanos Dardenne («Le gamin au vélo»), el de Terrence Malick («Tree of Life») o Aki Kaurismäki («Le Havre»). Sin embargo todavía quedan otros cuatro filmes para mostrar, entre ellos «This Must Be The Place», del italiano Paolo Sorrentino, con Sean Penn al frente del reparto.

La presentación de la película de Almodóvar se ha visto precedida por la polémica desatada en torno a otro de los directores a concurso, Lars von Trier, a quien el certamen francés, por primera vez en sus 64 años de vida, decidió declarar «persona non grata».

El miércoles, el provocador cineasta danés dijo que entendía a Hitler, aunque sabe que hizo algunas cosas mal. Con sus disparatadas declaraciones provocó que el festival tomara medidas distinguiendo entre la obra y el director, al que decidió sancionar con efecto inmediato en esta edición.

No obstante, el jurado podría galardonar la película, aunque el director danés no podrá recoger el premio.

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