Penosamente normal

El bloqueo del tránsito realizado el pasado martes en la principal avenida de Santo Domingo por el sindicato de choferes de la ruta de la avenida 27 de Febrero (ASOPROCAVEFE) filial de FENATRANO, que imposibilitó a una gran cantidad de personas…

El bloqueo del tránsito realizado el pasado martes en la principal avenida de Santo Domingo por el sindicato de choferes de la ruta de la avenida 27 de Febrero (ASOPROCAVEFE) filial de FENATRANO, que imposibilitó a una gran cantidad de personas llegar a sus puestos de trabajo, escuelas y otros compromisos, es una muestra más del estado de descomposición de nuestra sociedad, en la que algunos se sienten con el poder para desafiar la ley, ya que nuestras autoridades así se lo han permitido durante años, sin ninguna consecuencia.

Pero no podemos limitarnos a criticar el intolerable bloqueo ejercido por los disgustados choferes, atropellando el derecho al libre tránsito de los ciudadanos, sino que debemos reflexionar sobre las causas por las que los mismos se sienten no solo con el derecho de hacerlo, sino de amenazar con que le prenderán fuego a la avenida completa, como algunos dijeron ayer, de intentar las autoridades querer continuar sometiéndolos a la ley.

Nuestras autoridades históricamente han preferido hacerse las ciegas e irresponsablemente no hacer lo que debían ante los reiterados actos de fuerza y violación a la ley de estos sindicatos de transporte, permitiéndoles apropiarse de las rutas de interconexión nacional, impidiendo a la fuerza a los autobuses de empresas privadas ofertar el servicio que permitía un transporte seguro, cómodo y confiable a los usuarios, crear las rutas donde quiera que se les venga en ganas, impedir el libre tránsito de mercaderías desde y hacia los puertos del país o la utilización de transporte propio para obras u otras actividades.

Cada una de las acciones desaprensivas de los sindicatos de choferes mediante las cuales han impuesto su ilegal monopolio a la fuerza ha terminado sin consecuencias y, lo que es peor, con ganancia de su parte, habiéndose beneficiado de cuestionados programas de asignación de vehículos, combustibles y hasta de la repartición del botín electoral con distintos puestos en el Estado.

En pocas palabras, nuestras autoridades han criado cuervos, frente a los que ceden por temor, por eso tenemos las unidades de las rutas alimentadoras del Metro de Santo Domingo sin funcionar, un transporte público caótico, que no reúne las mínimas condiciones de seguridad, confort y eficiencia, así como un desorden del tránsito provocado entre otras razones porque mientras las autoridades entiendan que pueden ejercer su rol y al mismo tiempo dejar hacer a los choferes del transporte público y motoconchistas lo que ellos quieran, jamás podrán regular el tránsito y seguiremos ocupando el bochornoso último lugar en el “ranking” de transporte y movilidad urbana, como recientemente obtuvimos entre 135 ciudades evaluadas en un estudio de la Escuela de Negocios de España (IESE).

Lo más lamentable es que este penoso incidente puede simplemente ser un hecho “normal” más, a los que estamos acostumbrados en el país, como señalara el ministro de Interior y Policía. Si las actuales autoridades quieren corregir lo que está mal, tienen la oportunidad en sus manos con la regulación del tránsito y el respaldo de toda una sociedad hastiada de estar sometida a la fuerza y el chantaje de desaprensivos, atrincherados en sindicatos intocables.

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